jueves, 28 de marzo de 2024

La naturaleza humana del internismo. La solución.

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Como sostenía JDP la política está hecha de seres humanos con todos sus defectos e imperfecciones; a lo que se puede aspirar es a alcanzar la máxima perfección orgánica posible porque la humana es imposible. La perfección orgánica contribuye a que los defectos de los individuos puedan ser gestionados y el lidiar con ellos no destruya la organización.

No existe en la realidad la disociación entre lo racional y lo emocional. Solo por medio de un autoengaño los individuos pueden creer que mantienen separadas ambas dimensiones.

En toda postura racional existe una base emocional, aunque no se note, aunque no sea percibida o autopercibida. El desafío consiste en lograr lo que casi nadie logra, esto es la unión armónica provechosa de las dos; que de la “fusión” de una y de la otra surja un orden superior de pensamiento y afectos.

Uno de los graves problemas de los dirigentes desde la desaparición física de JDP hace casi medio siglo es que no pueden hacer balances de los resultados de sus propias acciones. También puede ocurrir que, algunos, los hagan en la intimidad de su pensamiento, pero si no logran compartir la experiencia y transmitirla a las siguientes generaciones, de nada sirve.

En los últimos 50 años las nuevas generaciones de nuestra sociedad dieron lugar a políticos que se las pasan batallando a ciegas, aceptando las imposiciones del destino. Difícilmente tengan la suficiente claridad y humildad como para darse cuenta de cuáles son las razones de sus éxitos y sus fracasos.

Todo está sometido a discusión todo el tiempo, lo bueno, lo malo y lo regular. Es como la “mesa contra el hambre” del ex presidente Alberto Fernández. Como si el “consenso” entre partes pudiera formar un todo que valga la pena. Lo cual no significa que el antagonismo entre partes pudiera formar un todo. Lo falso de una no implica necesariamente lo verdadero de la otra.

Es difícil aguantar la incertidumbre en condiciones tan adversas. La tentación de encontrar a un culpable de lo que nos pasa es bastante irresistible porque no se pueden dominar las expectativas.

La posición de Navarro es formalmente parecida a la de los jóvenes de la primera mitad de los ’70 que le echaban la culpa a Perón del fracaso de 1973/76. En aquel tiempo era que Perón “tomó partido por la derecha del movimiento”. Ahora es “capricho” de la jefa, etc., etc.

Las personas que así creen tienen enormes dificultades para distinguir entre procesos y acontecimientos, procesos de otros procesos y acontecimientos de otros acontecimientos. Ven continuidades donde hay rupturas, rupturas donde hay continuidades, simetrías donde hay asimetrías y asimetrías donde hay simetrías. La realidad los sobrepasa todo el tiempo, aunque ellos crean que la entienden perfectamente. En definitiva, se dejan llevar por las emociones lo que conduce a malos análisis.

1) CFK eligió a AF en 2019 no porque creyera que iba a ser un excelente presidente sino porque pensaba que era la mejor figura para evitar que Macri reelija. Macri 2019-2023 hubiera sido peor que Milei hoy (no solo peor que AF). La crítica es que se equivocó al elegir a alguien que gobernaba mal.

2) Cuando eligió a alguien que perdió, como Scioli, la crítica es que se equivocó porque eligió a alguien que perdió (en la primera vuelta ganó). Pero los que hacen esta crítica se olvidan de elogiar que en 2019 eligió a alguien que ganó.

Es decir que, en un caso critican que elige a alguien que pierde (Scioli). Y, cuando elije a alguien que gana (AF), está también mal porque no supo gobernar.

Este tipo de cuestionamientos se presentan como incuestionables. Idéntico a los cuestionamientos a Perón por los jóvenes en los ’70.

3) Cuando CFK elige a Massa en 2023, se la critica porque era el ministro de economía, no pudo bajar la inflación y perdió las elecciones (no en la primera vuelta). Junto con esto se critica el internismo que llevó a la caída del ministro Guzmán.

Este último punto es curioso. Por un lado, se descontextualiza absolutamente la situación de mediados de 2022 y, retrospectivamente, se lo recontextualiza atribuyendo exclusivamente al internismo el curso de colisión del experimento AF-Guzmán-Kulfas.

La pésima situación económica y financiera a mediados de 2022 nada tuvo que ver con la interna sino con la concepción y ejecución económica de ese trío. Y esto no es un análisis exclusivamente K. No es que se sobrestimó la peligrosidad de esa situación por razones del internismo, sino que se tomó al internismo como pretexto para no admitir las razones del profundo fracaso económico.

CFK y Massa salvaron al gobierno de AF que hubiera terminado (incluso formalmente) a mediados de ese año si aquellos no hubieran intervenido. Y, en el hipotético caso de que el trío hubiera seguido, la derrota en las elecciones hubiera sido escalofriante. No hay que ser muy inteligente para darse cuenta.

Ocurre como con el argumento de los antivacunas. “Fulano fue vacunado y murió por la vacuna”. Pero lo que en realidad ocurrió es que a fulano quisieron salvarlo del COVID con la vacuna, pero ya era demasiado tarde porque había contraído la enfermedad con anterioridad.

Si no hubieran intervenido Cristina y Massa, cuánto estaría el dólar, la inflación y cuánto hubiera sacado el candidato de Alberto o Alberto mismo? Alguien pensó en eso? Milei le ganaba no por 10 % sino por 30 % o más.

Los problemas no lo resuelven las partes (del problema).

El pasado se puede cambiar descubriendo cosas en el presente y cambiando el futuro. Cuando se descubre algo, cambia la perspectiva y la visión que se tenía, no solo para el presente y el futuro sino para el pasado también.

Las diferentes partes, expresiones y organizaciones de la sociedad son un reflejo de los problemas existentes, no es que surgieron para resolver los problemas existentes, surgieron ante los problemas existentes.

Esto es análogo a la cuestión de la lucha de clases del marxismo. La lucha de clases no es una solución a los problemas del modo de producción capitalista, al contrario de lo que decían Marx y Engels en el Manifiesto Comunista. La lucha de clases es un síntoma (reactivo) de la ausencia de solución a los problemas de la estructura.

Las partes difícilmente sean portadoras de la solución ni desde el punto de vista de la concepción ni de la ejecución. Esto es independiente de lo que crean los individuos que son soportes de las distintas organizaciones. Nunca hay que juzgar ni evaluar una realidad según lo que crean los que viven en esa realidad.

Esto ya da una pista de un posicionamiento más fecundo.

En efecto, las soluciones más profundas no provienen de las creencias de las partes, que suelen ser reactivas. Esto significa que las cosas conocidas no nos dan una solución.

Por más convicción que tengan los integrantes de cualquier organización y que quieran imponerla a como dé lugar, eso no garantiza la solución al problema. Porque el problema nunca es de la parte, es del todo.

Para solucionar el problema que supone el todo, es decir, el proceso más o menos complejo, se necesita una práctica y concepción creativa de un sujeto, el líder de conducción en potencia.

Necesariamente, ese potencial líder no expresará a las partes más que en las apariencias, porque la ejecución y concepción del líder va a resignificar a las partes, las cuales no van a ser las mismas.

El empeño de las partes, de cada organización, de profundizar en su propio juego, en la creencia de que la solución de conjunto ocurrirá por hegemonía de una de las partes, solo profundizará la crisis.

Esto significa que empeñarse en salirse con la de uno va a profundizar la crisis. Empeñarse en querer imponer lo que uno quiere va a profundizar la crisis. Porque la estructura de la crisis no responde a lo que quieren las partes o las creencias parciales, éstas alimentan la crisis, aunque no se lo reconozca.

No importa lo que crea uno. Por más que crea que tiene la verdad absoluta. O que crea que sus creencias son las mejores que las de los demás. Eso es parte del problema independientemente de la intensidad de las convicciones.

Lo que tienen que hacer los dirigentes y analistas más lúcidos es “dejar que fluya el agua”, pero vigilarla, sin desentenderse. Hay que dejarle espacio a que los mejores puedan desenvolverse, hay que ayudarlos, sin importar a que eso conduzca a que si prosperan puedan eclipsar al que lo ayudó o a los de la rosca que ya estaba preconcebida.

Lo que tienen que entender la mayoría de los individuos que son referentes y dirigentes, sea en el nivel que sea, es que a los que sienten o perciben como una “amenaza” para sus propios intereses y ambiciones inmediatas, pueden resultar en una bendición para todos en el mediano plazo.

Hay que educar los propios sentimientos, como decía Perón. Si no desarrollamos virtudes personales, los vicios se extienden por todas los niveles de las organizaciones, no importa la bondad y nobleza de sus causas.

Para resolver el problema de todos hay que ser muy virtuoso tanto en lo intelectual, como en lo moral y afectivo.

Sin esas condiciones el problema de fondo no se resuelve, por más buenas que se crean las causas en pos de las cuales van las organizaciones.

viernes, 15 de marzo de 2024

Acerca de cómo volver a JDP (II).

Perón pensaba que la doctrina justicialista era un esbozo, una suerte de borrador sobre el cual había que trabajar y desarrollar mucho. Esto tanto en los aspectos doctrinarios como teóricos.

Otra cosa que Perón decía es que si no se desarrollan las “virtudes peronistas” el movimiento peronista iba a ser “lindo al principio, bueno en la mitad y malo al final” (!).

Para Perón el valor de la doctrina depende de las condiciones espirituales de quienes la practican, sin esas condiciones, la doctrina no tiene valor.

Decía Perón que todas las doctrinas sufren deformaciones y, con eso, se diversifican los grupos que las practican. La causa de eso es la falta de unidad de doctrina. Decía que por falta de unidad de doctrina y por malas interpretaciones de la doctrina, nuestro movimiento puede ser disociado y destruido (!),

Como decíamos en el post precedente, Perón concebía a la unidad de concepción no como una imposición sino como producto de una enseñanza que lleve a apreciar y percibir de manera similar y que por intuición los individuos estén inclinados a resolver de la misma manera.

Es decir que Perón está diciendo que: 1) si no se desarrollan virtudes el movimiento se va degradando; 2) si no se enseña y los individuos no aprenden a percibir y a tener esa intuición que los lleve a resolver bien, la unidad de doctrina no ocurre y se abre la puerta a las deformaciones y la autodestrucción del peronismo.

Las deformaciones de la conducción, de los cuadros intermedios y de las masas ocurren porque los vicios no se corrigieron con virtudes.

Dichas virtudes se relacionan con valores intelectuales y espirituales y la educación de los propios sentimientos.

Eso es lo que lleva a comprender que no se debe hacer lo que conviene a uno sino lo que conviene a todos, que no se puede usar una causa noble y subordinarla a ambiciones personales y que el progreso individual es una añadidura del progreso general de todos.

Los que desarrollan esa clase de virtudes se dan cuenta que “organizar no es colocar gente en casilleros sino dar un sentido y un sentimiento similar. De nada sirve la organziación material sin lo espiritual”. La doctrina sirve para hacer la organización espiritual.

Perón define al verbo “predicar” no como sinónimo de decir sino de saber inculcar, hacer comprender y sentir la doctrina.

En estas cosas es donde radica la fundamentación del sistema clasificatorio más o menos explícito que señalé en algunas ocasiones en relación a las diferencias entre liderazgo de conducción, liderazgo de conjunto y dirigencia.

El liderazgo de conducción (JDP) posee una gran cantidad de virtudes personales que permiten el despliegue eficaz de la inteligencia, la creatividad y los afectos. La eficacia se refleja en la capacidad de aglutinar grandes conjuntos heterogéneos.

El liderazgo de conjunto (CFK) posee algunas virtudes personales que consigue eficacia en menor grado, consiguiendo aglutinar conjuntos menos grandes y menos heterogéneos en comparación con el caso anterior.

Y la dirigencia (la inmensa mayoría de los políticos) carece de la mayoría de tales virtudes y, por lo tanto, no consigue mandar sobre el corazón de la gente como en los casos anteriores.

sábado, 9 de marzo de 2024

Acerca de cómo volver a JDP.

Lograr ser peronista es tan difícil como ser cristiano. Se puede haber leído la doctrina, el catecismo, seguir los rituales e ir a la iglesia o a la unidad básica sin poder ser peronista o cristiano. Aquí la autopercepción no cuenta, porque de lo que se trata no es de lo que creamos acerca de sí mismos y los demás ni de nuestras prácticas en base a eso.

Si no se desarrollan virtudes personales no es posible ni ser peronista ni ser cristiano y esto es independiente de cuánto creamos que sepamos acerca de la doctrina o el catecismo.

Como decía JDP un error se subsana con un acierto, pero un vicio no. Para subsanar un vicio las personas necesitan desarrollar virtudes. Se puede ser experto en peronismo o cristianismo pero, si no cultivamos virtudes que puedan contrarrestar nuestros vicios, no haremos ni peronismo ni cristianismo por más que se los declame con ardor.

Cómo leer a JDP.

Para comprender el pensamiento de JDP no es suficiente con leerlo. Tampoco es suficiente con memorizarlo e interpretarlo. Estos son caminos sin salida que, en el pasado, condujeron al fanatismo, al dogmatismo, sean de derecha o izquierda.

A JDP hay que leerlo teniendo en mente, siempre, que se trata de una persona con grandes dosis de creatividad tanto en la concepción como en la ejecución.

No es cierto que hubo un Perón para todos los gustos. Esto piensan aquellos que se acercaron al peronismo a partir de sus propios preconceptos y les resultaba más fácil reivindicar aquellas partes del discurso de Perón que creían que fundamentaban sus propios prejuicios.

Si se estudia en profundidad el pensamiento de Perón, de modo inherente -no en diagonal académica ni dogmática o buscando una finalidad externa sea una ambición, sea utilizar algunas de sus ideas para cualquier otra finalidad- se puede encontrar el núcleo lógico congruente pero también el afectivo y creativo.

JDP tenía una mentalidad transformadora y percibía la realidad no desde afuera o en forma ajena a la misma, como separada de su propia práctica, sino que la veía viéndose a sí mismo con su propia capacidad para transformarla. Es decir, su propia influencia era una variable de esa realidad. Perón era absolutamente conciente de esto, por lo menos desde los inicios de los años ’40 del siglo pasado, aún antes de acceder a la Secretaría de Trabajo luego del golpe de Estado de 1943.

Así como Jesús no tenía un “Nuevo Testamento” a mano para enseñar a sus discípulos, JDP no tenía la doctrina ni las “20 verdades” cuando inició su travesía en ese año. De igual modo, salvando las distancias, Lenin no tenía un libro ¿Qué hacer? que le diga ¿”Qué hacer?”. Todos estos personajes tuvieron que crear la concepción que querían poner en práctica. Incluso durante la práctica misma la tuvieron que crear. Rigurosamente, crearon una “ejecución-concepción”, en ese orden.

Es obvio que había antecedentes o un contexto previo, en todos esos casos. Pero aquí sucede como en la ciencia, cuando se trata de resolver un problema o enigma: los antecedentes, la base empírica previa o las teorías previas sirven hasta cierto punto, porque no proveen las claves para resolver los problemas o enigmas que el conocimiento previo no pudo resolver.

Por ej., las soluciones que generó Einstein produciendo sus teorías de la Relatividad Especial y General no las encontró en algún libro que haya leído. En los libros se encontró con los conocimientos que llevaron a lo que él quería resolver y que no se resolvía.

Perón, como buena personalidad creativa, se dio cuenta de que los problemas que presenta la realidad no se resuelven de manera formal o con el conocimiento adquirido, sino real y que, para esto, se necesita poner en juego la creatividad subjetiva de las personas, creando nuevo conocimiento.

Esta idea Perón la trató de expresar de mil maneras distintas en sus conferencias sobre Conducción Política, más nunca fue comprendido. Esta es mi opinión teniendo en cuenta los dirigentes que vinieron después de su desaparición física.

Lo digo a los cuatro vientos: no se puede ser peronista si no se comprende esto. No solo comprenderlo sino sentirlo. El que no siendo peronista de formación comprende esto, es peronista aunque no lo sepa. Y el que es peronista de formación y no lo comprende, no es peronista aunque crea serlo.

Para Perón, la tan mentada “unidad de concepción” no significa que “todos tienen que pensar igual o tener la misma ideología”. Esto es imposible. Por esa vía solo se puede lograr uniformidad “externa”, en las apariencias.

Para JDP significa que, para llegar a la unidad de concepción, es necesario recorrer un camino desde un punto de partida que cultive la formación política, intelectual y moral de las personas para que, así, se sientan “intuitivamente inclinadas a resolver de manera parecida” en distintas circunstancias de tiempo y lugar.

Es decir que Perón está pensando en que la unidad de concepción no se puede imponer desde afuera ni desde arriba (aunque para él la doctrina la baja, en principio, el liderazgo de conducción), sino que tiene que salir de manera natural desde el interior del individuo. Pero como eso no puede quedar librado a la espontaneidad individual, debe haber un proceso de enriquecimiento cultural, moral, espiritual y político que lleve a eso. Perón usa la frase “proceso de dignificación de cada una de las concepciones…”.

La función de la doctrina, la teoría y la ideología.

Perón dice que la doctrina sirve para la organización espiritual de las masas –la que es más importante que la material-, para que tengan un sentido de orientación, una mística, una fuerza motriz que facilite la realización y la transformación de la realidad.

Por medio de la doctrina, el liderazgo de conducción enuncia grandes principios que le dicen a las masas “hay que ir por acá, si quieren transformar la realidad y vivir mejor (bienestar general, justicia social)”. Las doctrinas no son solo pensamiento y concepción son movimiento y acción.

La teoría es el análisis pormenorizado de la doctrina misma. En la teoría se explicitan los problemas implícitos en la doctrina y se trata de resolverlos.

En Conducción Política hay unas págs. notables de Perón referidas a su capacidad analítica y teórica respecto a las consecuencias del principio doctrinario peronista en lo económico que establece que el capital está al servicio de la economía y del ser humano y no al revés.

Perón dice que haber invertido así el principio capitalista según el cual la economía está al servicio del capital lleva a resignificar y dar otro contenido a varios conceptos económicos de la teoría económica capitalista. Esto de Perón es de una lucidez y lógica realmente impresionante (una suerte de clase de “epistemología económica”, se podría decir) de la que ningún economista peronista, hasta donde conozco, se hizo cargo.

En este sentido, los economistas del peronismo pueden ser peronistas en lo doctrinario pero no lo son en lo teórico porque se siguen manejando con las mismas categorías que responden al principio capitalista y nunca hicieron caso a la recomendación de Perón en el sentido de que hay que modificar todos los conceptos pertinentes para que respondan al principio doctrinario de que es el capital el que está al servicio de la economía y, por ende, del ser humano.

No hay que perder de vista nunca que, para Perón, la doctrina y la teoría son ELEMENTOS DE LA CONDUCCIÓN. Yo agrego, no de cualquier conducción sino del liderazgo de conducción.

Es decir, el sujeto no es la doctrina ni la teoría sino el liderazgo de conducción que las usa, en tanto elementos, porque le facilita la tarea que tiene que desempeñar el liderazgo, que es orientar al pueblo hacia los objetivos deseados.

Esto significa que, en condiciones de ausencia de liderazgo de conducción o de que agarren la manija dirigentes que no son líderes, por más que quieran aplicar “la doctrina”, harán desastres, porque la doctrina es un elemento del liderazgo de conducción no de un dirigente que no está capacitado para ejercer el arte de liderar y/o conducir. Dirigente no es sinónimo de líder. Es otra categoría.

El hecho de que la doctrina pueda estar escrita (como la biblia del Nuevo Testamento), no significa que la podamos escindir del proceso viviente que la creó, en este caso, el liderazgo de conducción de JDP. En ausencia de esto, “la doctrina” es solo papel muerto, susceptible para múltiples usos personales o de facción.

La única manera de resucitar y/o recrear la doctrina es que vuelva a ocurrir el nacimiento de un proceso de liderazgo de conducción de similares -aunque no iguales- características a los anteriores que hubo en la historia.

Esa es la única manera que existe para que las masas se transformen en pueblo nuevamente y puedan ser orientadas por una doctrina.

viernes, 1 de marzo de 2024

“En el principio fue el verbo”. Las condiciones verdaderas del humanismo.

Lo que pasa con las tropas del ejército ucraniano, en Gaza, etc., etc., y lo que ya está pasando en Argentina, debiera ilustrar suficientemente que, cuando los seres humanos están sometidos por “inteligencias” perversas y psicopáticas, degradados a condiciones deplorables y sin salida, en tales condiciones de deshumanización, no puede existir el humanismo como mensaje real, puesto que no existen los rasgos de la naturaleza humana en las personas que podrían ser sus interlocutores o receptores.

Esto nos debe hacer tomar conciencia de un dilema de hierro: que la condición para que el humanismo funcione es que haya, primero, una mínima transformación en las condiciones económicas y sociales como punto de partida que permita instalar un rasgo de la naturaleza humana en una porción significativa de las personas a partir del cual el humanismo podría prender.

Esto significa que si no hay una concepción y una práctica que produzca la transformación social necesaria, el humanismo es una quimera porque, sin esa transformación, no existen los suficientes rasgos humanos predominantes en el suficiente número de personas como para que pueda prender.

Por lo tanto, el humanismo no es una condición de la revolución, es una consecuencia de la revolución. No es que la transformación espiritual depende de la material. La transformación espiritual depende de la acción, de la realización del bien. Y este bien debe ser general, colectivo, como para que surja en las personas el optimismo en el desarrollo económico y cultural para sí y para los demás.

Es la acción lo que crea lo humano. No la idea, ni la ideología, ni la religión, ni un código, ni los mandamientos. Todas estas cosas sirven como apuntes o ayudas memoria, pero no sustituyen a la acción, entendida ésta como sinónimo del bien, del amor al prójimo.

El amor al prójimo no es un mandato o una obligación. No se puede amar por obligación. El amor al prójimo es un don que se tiene o no se tiene. Jesús lo tenía, Sócrates antes que él, lo tenía. Muy pocos tienen ese don.

El “humanismo se hace haciéndolo” parafraseando a Boudou (“las relaciones de fuerza se cambian cambiándolas”).

De lo contrario, las personas y flias. que son el país mismo, que lo constituyen, porque el país no es otra cosa distinta al pueblo que lo constituye (como pensaba Evita en contraposición a clérigos y militares de su tiempo), estarán sometidas a un infierno en la Tierra, de infinitos matices y gradaciones, donde la abyección no tendrá fondo. La degradación de la sociedad conduce a la desintegración y disolución del país.

El discurso humanista es vano en la ley de la selva. Porque no hay humanos, hay animales.

Tal estado de bestialización y deshumanización dará razón y realimentará el discurso perverso y psicopático no de los gobernantes de pacotilla y marionetas sino de los verdaderos gobernantes tras bambalinas.

La única manera de evitar ese destino es generando una acción que modifique la realidad, estableciendo cierto orden mínimo económico y social que nos saque rápidamente del círculo vicioso de degradación.

¿Esto es una revolución?. Sí, pero no en el sentido clásico del término, sino en el sentido de cortar en forma más o menos abrupta una cadena de acontecimientos que llevará al desastre inexorable, después del cual no será posible el retorno por muchos años.

Para generar esa acción debemos disponer de los mejores líderes que tengamos (que es sólo una: CFK; y no es líder de conducción) y de los mejores dirigentes reales o potenciales.

La peligrosidad de la situación no reside propiamente en Milei o P. Bullrich, etc., que son payasos de circo, reside en un sistema oligárquico global en decadencia, cuyos soportes están en una lucha geopolítica sin esperanzas (no porque estén perdiendo, sino porque no les asiste razón) contra lo que ven como sus adversarios existenciales (Rusia y China).

A los que administran ese sistema en decadencia (en sus aspectos económicos, financieros, monetarios, geopolíticos y militares),  ya no les importan los pueblos, solo experimentan, instrumentan e instrumentalizan de manera perversa al servicio de sus propios fines unilaterales, incluso a costa de la supervivencia de los pueblos.

Son sembradores de infiernos en todas partes. Horrores en Afganistán, Irak, Siria, Libia, Ucrania, algunos países en África, Gaza, etc. Próximamente Taiwán, Irán. No se detienen ni se van a detener por su cuenta, salvo clivajes enormes dentro de las élites. Quizá ahí paren.

En toda Europa hay una rebelión social de agricultores contra las políticas verdes que gravan la producción de alimentos. Y, sin embargo, no ceden ante esta rebelión. Alemania está deslocalizando su industria y radicándola en Polonia. Seguirá a esto el declive de la productividad en Alemania. Los problemas en el sistema financiero tanto europeo como norteamericano siguen su curso.

Es desastroso todo lo que sucede en Occidente. Milei nos va a enganchar aún más a ese desastre.

Así que, pase lo que pase con la macroeconomía, aunque logre cerrar los nros. si es que tiene tiempo, el malestar económico-social quedará cristalizado quizá por décadas, si es que alguna acción no le pone corte.

Como pensaba JDP en 1955, la Constitución y la Ley son para la Nación, no al revés. El valor que hay que preservar es la Nación misma que es el pueblo, o sea, las personas y flias. que lo constituyen.

El mal llamado “estado de derecho” (que se repite como un latiguillo) es para la gente, para la población, no es un fin en sí mismo. Las personas somos fines en sí mismos, aunque si permitimos que se las bestialice y animalice (como los palestinos hoy en Rafah) nos acostumbraremos a la perversidad de tales condiciones y la ley de la selva se reproducirá solita, sin necesidad de mayores intervenciones desde fuera.

jueves, 25 de enero de 2024

Felicitaciones a los dirigentes de la UOCRA, SMATA, Camioneros y movimientos sociales.

En el post anterior decía que "Hay que dominar bastante las emociones, porque la ira y la bronca son malas consejeras y le hacen el juego a los intereses que nos quieren hundir. Necesitamos dirigentes que sientan profundamente el drama del pueblo pero que, a su vez, tengan la cabeza lo suficientemente fría como para eludir daños innecesarios".

Bueno, ayer se evitó lo que podría haber sido una desgracia y un desastre en el puente Pueyrredón gracias al temperamento prudente e inteligente de algunos dirigentes de las organizaciones mencionadas en el título.

Sino hubiera sido por eso no se habría podido evitar el enfrentamiento de los manifestantes con la policía federal y la prefectura que impedían el paso haciendo un cerrojo sobre el puente.

Después de algunas negociaciones frustradas con los responsables del "operativo Bullrich", los dirigentes ordenaron el retiro de las columnas que intentaban cruzar hacia la Capital.

Esto no fue una derrota de los 2000 o 3000 manifestantes que querían pasar, fue una decisión inteligente de los dirigentes que evitaron pisar el palito y que se produzcan hechos desgraciados que hubieran costado heridos o muertos.

Esto es pensar con la cabeza fría. No por eso se pierde "combatividad". No hay que caer en tentaciones. Hay que saber leer las intenciones del contrario para eludir las trampas.

No debe caerse en la violencia porque eso favorece a nuestros enemigos. La lucha incluye poner el cuerpo pero con astucia e inteligencia, sin hacerles el juego.

Y cuidado con aquellos que incentivan la radicalización. Una gran parte del pueblo sabe lo que no quiere pero todavía no sabe lo que sí quiere. La radicalización, en estas condiciones, también es hacerle el juego a nuestros enemigos.

Vuelvo a repetir por enésima vez. Nuestros enemigos no son ni Milei, ni Magnetto, ni siquiera Macri. Ellos solo son personeros, lo sepan o no, de intereses foráneos, a los cuales están subordinados.

Por su parte, Milei está engrampado en una interna oligárquica global en una situación estratégica para ellos muy complicada a nivel mundial.

Así que en esta difícil coyuntura táctica y estratégica congratulo a los dirigentes que ayer no pisaron el palito en el puente Pueyrredon.

martes, 23 de enero de 2024

Recuerdos del pasado y el paro con movilización de mañana. Temor por la represión y/o algún atentado y el caos.

Me vienen a la mente algunas imágenes que presencié en Plaza de Mayo e inmediaciones hacia fines de 1988 en ocasión de un paro y movilización de la CGT. Yo era muy joven, apenas veinte y poquitos años. Ya había participado en numerosas manifestaciones desde la última etapa de la dictadura (fines de 1981) cuando tenía 16 años. Pero nunca había visto lo que presencié en ese paro y movilización que fue en setiembre de 1988.

Vi cómo agentes de civil (probablemente de la SIDE de aquel tiempo) e, incluso, uniformados, cometían delitos (rotura de vidrieras, incitación al robo), con el único fin de generar caos y confusión para desprestigiar al movimiento obrero y al peronismo a la sazón opositor al gobierno de Alfonsín.

También vi cómo algún móvil de la TV montaba un espectáculo haciendo fogatas o incendios en la calle o en las veredas y las cámaras filmaban al ras del piso y en primer plano para distorsionar la magnitud del fuego que se mostraba por los canales estatales de TV.

Esto en medio de corridas, gases lacrimógenos arrojados con disimulo desde vehículos policiales, palos, etc., etc. Yo por suerte salí ileso, pero hubo muchos detenidos y heridos.

Esos sucesos me sirvieron para darme cuenta de lo fácil que es desnaturalizar una manifestación de protesta u oposición cuando algún poder estatal o paraestatal se lo propone.

En retrospectiva, veo aquél suceso como producto de la imbecilidad política de algunos personajes del entorno de Alfonsín con influencia en los aparatos de seguridad y en los medios de comunicación que utilizaron “mano de obra desocupada” de la época de la dictadura. Esa misma imbecilidad política llevó, unos meses después, a que militantes ex ERP tomaran el cuartel de la Tablada.

En el contexto político de aquel tiempo Menem, quien venía de una victoria espectacular e inesperada en la interna del peronismo contra Cafiero, era visto como un factor rupturista del statu quo, y el establishment local y global veía con malos ojos una potencial alianza con el “nacionalismo del ejército”, el cual tenía muy mala prensa.

Posiblemente, los años 88/89 fueron los años clave en los que el establishment pudo cortar de cuajo las ideas o “planes” o “proyecto” (medio en el aire) que querían reflotar una “alianza nacionalista” para dar una alternativa posible a la época posterior a Alfonsín. Todo se hizo para disciplinarlo a Menem quien se paseaba por el país como si fuera Facundo Quiroga redivivo.

La imbecilidad política de sectores del alfonsinismo radicó en que se dejaron manipular creyendo que eran ellos los que manipulaban. En otras palabras, sus intereses y ambiciones mezquinas facilitaron que sean cómplices de manipulaciones foráneas.

En los tiempos actuales la única restricción que tiene el establishment para manipular el escenario local argentino es solamente la crisis mundial que los condiciona. Por ahora no hay factores internos organizados que puedan neutralizar sus designios. El 45% de la población que votó en contra, más otro 5% que esté ya arrepentido de votar a favor, no son suficientes para neutralizar al establishment en el marco de un mínimo orden.

Mi temor es que desde organismos de seguridad estatal y paraestatal se hayan estado organizando y planificando atentados para el día de mañana. Estoy haciendo una suposición en base a la lógica política imperante. Ojalá no pasen más que las escaramuzas habituales con las fuerzas del aparato represivo en este tipo de manifestaciones. Ojalá que ni eso pase.

Pero es muy fácil, en la coyuntura actual, desnaturalizar la oposición y las manifestaciones de protesta de los perjudicados por las actuales políticas económicas. Aunque si bien no existen los agentes con experiencia del aparato represivo de la dictadura que siguieron operando bajo el gobierno de Alfonsín, está la ministra de seguridad P. Bullrich, quien ya tiene experiencia, por su desempeño bajo el gobierno de Macri, en lo relacionado con operaciones ilegales o clandestinas o paraestatales. Seguramente aprendió de las tácticas maquiavélicas y siniestras del FBI estadounidense.

No veo otras alternativas del establishment. Si deja que la oposición crezca se puede convertir en alternativa política de salida al actual experimento “libertario”; sino, tienen que seguir a como dé lugar, para lo cual tienen que lograr producir una dinámica de violencia o enrarecimiento de la política a fin de neutralizar a la oposición. 

Quizá si la manifestación del miércoles es muy masiva genere precauciones en el establishment y pongan pausa momentánea en sus planes.

Es un círculo vicioso y la tentación es salir por medio de la violencia. Hay que tener dirigentes muy capacitados para navegar en estas aguas sin hacerle el juego a esa tentación.

Pero siempre hay que tener claro que, si se desata la violencia a partir de mañana o después, siempre es instrumentada e instrumentalizada por intereses foráneos, aunque sea operada por personajes locales u adopten la apariencia de disputas internas.

Los intereses foráneos son siempre los que diseñan el escenario para que los actores nativos se suban a él y actúen.

Hay que dominar bastante las emociones, porque la ira y la bronca son malas consejeras y le hacen el juego a los intereses que nos quieren hundir. Necesitamos dirigentes que sientan profundamente el drama del pueblo pero que, a su vez, tengan la cabeza lo suficientemente fría como para eludir daños innecesarios.

jueves, 18 de enero de 2024

La presidencia de Argentina se convirtió en un espacio de disputa de la interna oligárquica global.

Una de las pocas cosas o la única cosa verdadera que dijo Milei en Davos es aquello de que “Occidente está en peligro”. Esto es sintomático de lo que en realidad pasa a nivel mundial.

Son las oligarquías occidentales que perciben o “sienten” que el sistema que construyeron a lo largo de más de 55 años está a poco de sucumbir.

Obvio que ellas racionalizan y no reconocen que el proceso de crisis que aqueja al sistema en sus formas monetarias, financieras, comerciales y geopolíticas es intrínseco a las premisas en que dicho sistema descansa.

En lugar de reconocer esto, le echan la culpa a las “autocracias” rusa y china que no respetan el “orden basado en reglas” (sic).

La gente sensata del mundo se da cuenta del curso de colisión que lleva el tren angloamericano. Algunos, los más avanzados, hace rato que saltaron de ese tren y construyeron otros medios de viajar en otra dirección. Los menos avanzados, a instancias de los más avanzados, tratan de organizar una salida más o menos ordenada en la próxima estación, antes de que sea demasiado tarde. Estas son las preocupaciones que, a nivel mundial, tiene la gente y los gobiernos sensatos, sean de África, Asia o América Latina.

La gran mayoría del mundo, que cuantifico en torno al 75% de la población mundial, está dentro del camino de la sensatez. Sin embargo existe un 25% que, lamentablemente, no. Siendo un poco optimistas, quizá la mitad de ese 25 % tengan dudas acerca del camino angloamericano.

Lamentablemente, la otra mitad, unas mil millones de personas están siendo llevadas al desastre con su propio consentimiento. Sería bueno que este porcentaje se reduzca bastante porque le quitaría aún más margen de maniobra a las oligarquías angloamericanas y sus lacayos.

Obviamente, esas oligarquías a predominio angloamericanas, no aceptan esto porque creen que, si sigue ese desarrollo a nivel mundial, su propio poder e influencia menguarán.

En consecuencia, hacen todo lo posible por provocar trastornos geopolíticos que impidan (en su creencia) que otros actores crezcan en influencia si tal dinámica continúa.

Me refiero, cuando digo dinámica, a que tanto Rusia como China están absolutamente unidas en generar un movimiento mundial internacional centrado en el desarrollo de los pueblos y las naciones. Hacen esto porque tienen líderes de conducción que comprenden muy bien el juego occidental angloamericano y el peligro que ese juego representa para la existencia y la identidad de sus propias naciones.

Por suerte para el mundo actual, Putin y Xi son personas que siguen principios superiores de gobierno que no pierden de vista nunca que la única legitimidad para gobernar es el bienestar del ser humano. Si este no fuera el caso, quizá el mundo hace rato hubiera sido destruido o autodestruido.

Esta dinámica mundial incide en el pensamiento de los oligarcas occidentales considerados individualmente o en sus combinaciones o grupos. Algunos están aterrados no tanto por lo que hacen Rusia y China sino por la locura de algunos de los propios socios selectos del club oligárquico.

Por ejemplo, a pesar de las tonterías que sobre Milei dice Elon Musk, éste tiene clara conciencia de la insensatez de la política occidental de Europa y EE.UU. contra China y Rusia.

Seguramente tienen otra idea distinta a la del Sr. Musk, el sobreviviente de los hnos. Koch (patrocinador original que a través de sus fundaciones engendró a Milei), los verdaderos dueños de Black Rock o Vanguard, etc. No sería extraño, puesto que éstos últimos son los dueños de las empresas de armas del complejo militar-industrial-financiero.

Esto ha pasado muchas veces en la historia. Cuando se agudiza una condición crítica se producen clivajes y rupturas a nivel de las élites donde antes había unión o, por lo menos, posibilidades de gestión del consenso.

El lado negativo de esto es la locura y el salto a la guerra mundial. Estos son impulsos muy arraigados en el núcleo duro oligárquico y en el ser humano. Antes de perder, muchos tienen la tentación de arruinar el juego, lo que se dice comúnmente “patear el tablero”.

Sin embargo, hay veces que liderazgos muy especiales, evitan lo que para otros es imposible de evitar o encuentran salidas que para otros son imposibles de encontrar.

Ojalá algo bueno para nuestro país salga de esta interna oligárquica. Si implosiona o se derrumba el sistema oligárquico por sus propias contradicciones, quizá nos ahorremos sangre y violencia en nuestro propio país.

Si eso llegase a ocurrir, es posible que algunos de los que consideramos hoy nuestros enemigos, estén de nuestro lado.

Cuando se cortan los hilos de la marioneta, ésta deberá buscar su propia identidad.