viernes, 28 de julio de 2023

Las confusiones por no entender la cuestión del liderazgo de conjunto de CFK.

Ver hasta 10:10.


A Navarro le molesta que los K jodan con que la que debe gobernar es Cristina aunque ella no sea la presidenta y que le cuestionen cómo va a votar a Massa!

Caballero con un argumento en apariencia institucional plantea que ningún presidente puede actuar por delegación o pedir permiso para tomar decisiones, aunque reconoce que no se puede prescindir de la consulta a Cristina; mientras que Navarro da el ejemplo de la independencia de Néstor, apenas asumió, respecto de Duhalde.

Ari Lijalad se pregunta cuál va a ser la relación de Cristina con Massa en caso de que éste resulte presidente. Y Nico Lantos dice que no toda “derecha” es neoliberal (Massa por ej.) y que la contradicción principal es el proyecto nacional vs. el neoliberalismo de derecha.

Ni en este programa ni en ningún lado se repara en el hecho que la configuración del actual escenario político se debe a la existencia de CFK con su capacidad de concepción y de acción que se basa en el vínculo emocional que mantiene con un tercio o más de la población.

Todos los demás candidatos juntos sea del propio espacio de la UP y de la oposición pueden juntar el 65 % de los votos restantes pero ninguno tiene las capacidades de acción y concepción de Cristina y ese vínculo emocional con esa parte de la población, que es la naturaleza cualitativa del liderazgo.

Es decir que lo de Cristina es cuantitativo + cualitativo, mientras que lo de los demás es solo cuantitativo, carecen de las cualidades de liderazgo.

Cuando Navarro da el ejemplo de lo de Néstor con Duhalde es de naturaleza diferente a lo de Alberto/Cristina o, en un eventual futuro Massa/Cristina, en razón de que ni Néstor, ni Duhalde, ni Alberto ni Massa eran o son líderes con las capacidades cuantitativas y cualitativas de Cristina.

Por lo tanto, los analistas no terminan de comprender la singularidad del escenario actual en el que Cristina no puede ejercer el gobierno mientras sí ejerce el liderazgo de conjunto sin el cual sería imposible la candidatura de Massa, como hubiera sido imposible la candidatura de Alberto en 2019, e, incluso, sería imposible la candidatura de Juan Grabois.

Yo no sé en qué punto esta inconciencia puede tener efectos adversos, en la medida que ni los dirigentes ni los analistas se percatan de que es Cristina la que está inventando las opciones y alternativas y que, sin ella, las mismas no existirían en absoluto.

Que estas opciones y alternativas que Cristina inventa crean problemas, no cabe duda, pero tengo la esperanza que esos problemas son menores a los que resuelve logrando mantener encendida la vela de la esperanza de poder seguir luchando por un futuro mejor para las clases populares.

Cristina no puede apostar solo para que a una facción táctica le vaya bien, porque lo que decide la batalla no es la facción táctica, sino si la estrategia que ella encarna es correcta o no. Ella tiene que crear el escenario donde todas las facciones tácticas puedan luchar en las mejores condiciones que puedan para que la estrategia pueda dar resultado.

Más allá de los argumentos formales y/o de facción lo que al país (sus clases populares) le conviene es que, si la estrategia de Cristina da resultado, la relación entre el futuro presidente y ella debe estar muy bien sintonizada y esto no es desmedro alguno ni para ella ni para el presidente.

No se puede gobernar bien el país si se desconoce el liderazgo de Cristina. El liderazgo es una cuestión cualitativa. No es una dirigente más con algunas cualidades. El liderazgo es mucho más que eso, es la esperanza y las emociones que millones de personas depositan en una sola, la líder. Esto no ocurre con nadie más que con ella.

Hay que meterse en la cabeza esto, sino se va a entender muy poco de lo que ocurre.

Ya se pagó un precio caro en nuestra historia por no entender esto.

En efecto, la campaña de la Tendencia Revolucionaria del “luche y vuelve” en 1972 que le dio un impulso masivo a las organizaciones de la izquierda peronista fue un escenario creado por JDP en el exilio. Sin él, la masividad de esas corrientes de la izquierda peronista no hubiera existido.

A la juventud politizada de aquél tiempo le costaba muchísimo entender el liderazgo de conducción. Con las categorías marxistas no se podía (ni se puede entender eso). Solo se puede entender captando el pensamiento de JDP.

Ningún liderazgo surge nunca desde una facción ideológica. Ni siquiera el de Lenin previo a la Revolución Rusa, quien tenía en contra a casi todos los grandes ideólogos de su propio partido.

Las ideologías no crean nada, solo cristalizan, en el mejor de los casos, la creación de determinados autores.

Un liderazgo de conducción exitoso puede dar lugar a la generación de una ideología, pero la inversa no es cierta. Nunca la ideología puede dar lugar a un liderazgo de conducción.

Teniendo esto en cuenta, CFK no se guía por ideología alguna, solo por grandes principios. Ella no puede gobernar porque está proscripta políticamente pendiente de una resolución técnica del lawfare para formalizarlo “legalmente”.

Ella ve los planes de la “derecha” -en rigor de los títeres de oligarcas supranacionales- que, bien como dice Navarro y como dije yo antes, incluye meternos en una guerra y en escenarios para ser gobernados por neofascistas (muy lejos esto del “neoliberalismo” normal).

Por lo tanto, ella se siente en la obligación de generar los instrumentos y auxiliares para gobernar sin su presencia formal en el poder ejecutivo. Y no puede seguir criterios ideológicos en esto porque eso sería cancelar la posibilidad de poder continuar la lucha en mejores condiciones.

Mientras Cristina viva y se siga dedicando a ejercer el liderazgo no hay chance alguna de que una facción ideológica se imponga al resto. Eso no puede ocurrir porque sería el fin de su liderazgo y de las esperanzas del pueblo de poder seguir luchando para mejorar sus condiciones de existencia.

Cristina está validando al mejor administrador y gestionador que encuentra que es muchísimo mejor que lo que vio en el gobierno de Alberto Fernández. Pero eso no quiere decir que Cristina quiere gobernar con la “derecha” peronista o la “centro derecha”, ni con el "centro" ni la "centro izquierda". En absoluto, ella solo está apostando a que el escenario de lucha pueda seguir existiendo todo lo posible para impedir que las variantes neofascistas apoyadas desde el establishment financiero supranacional puedan cancelar las esperanzas y posibilidades de mejora del pueblo argentino.

viernes, 21 de julio de 2023

Venciendo los prejuicios “progretudos”.

Mirar acá 1:03:00 a 1:03:40

Como se puede apreciar, Grabois no tiene ningún problema en reconocer el lawfare contra Trump en EE.UU. Con el sobrino de JFK va a pasar lo mismo en cualquier momento.

Ya en los dos partidos del bipartidismo estadounidense están cuestionando profundamente al establishment económico, financiero y militar.

Obvio que este establishment es una red oligárquica con patas en Wall Street, el Complejo Militar Industrial, la RF, los servicios secretos, las redes sociales, etc., en combinación con la City de Londres, los servicios secretos de la Monarquía, etc., que intenta proseguir sus planes contra Rusia y China haciendo apuestas cada vez más audaces que acercan cada vez más al mundo a la guerra nuclear.

El desprestigio de las figuras políticas, tanto en EE.UU. como en GB, que se dedicaron a avalar toda la geopolítica contra Rusia –cuyo fruto es la guerra en Ucrania- y China –cuyo fruto puede ser la guerra en Taiwan-, es cada vez mayor. Es previsible que los controladores oligárquicos de los sistemas políticos en ambos países (EE.UU. y GB) tengan cada vez mayores problemas para gestionar el aval de los mismos a esa geopolítica.

Las “soluciones” que tienen a mano son la profundización del lawfare o, en su defecto, el asesinato liso y llano de los mismos candidatos rupturistas (Trump y R. F. Kennedy) o de alguno de sus familiares.

Prefiero pensar que de las internas de ambos partidos (republicano y demócrata) Trump y R. F Kennedy salgan muy fortalecidos como candidatos y una mayoría notoria del pueblo estadounidense disuada a las redes oligárquicas de seguir con sus planes. Veo factible lo primero pero no lo segundo, aunque tengo esperanzas.

Ver acá:

https://www.pagina12.com.ar/569753-todo-hace-juego-con-todo-del-litio-a-los-fondos-buitre

Muy bien Parrilli en explicar el funcionamiento de las redes oligárquico-financieras en el tema recursos minerales y hasta dónde se extienden.

Notar que por primera vez se reconoce que el que inclinó la cancha para que el FMI otorgue el préstamo a MM fue el grupo oligárquico BlackRock, dejando de mencionar el latiguillo progretudo que, cada vez que se hablaba de esto, señalaba a Trump como el causante.

Hace rato que vengo diciendo que aquello de que "el FMI son los gobiernos" es una verdad a medias. Si esos gobiernos están colonizados por intereses especiales u oligárquicos, entonces, el FMI son los gobiernos ... colonizados por oligarquías.

Si se me dice que el presidente de un país como EE.UU. es muy poderoso, no olvidar lo que dice CFK aquí:

https://www.youtube.com/watch?v=fRpf_3PGbUI

O aquí entre 17:50 y 20:55:

https://www.youtube.com/watch?v=IZbJOb_rFQM 

Resulta notable la lucidez de Cristina en esa conferencia internacional.

 

lunes, 17 de julio de 2023

Acerca de la “confrontación”.

Ver aquí desde 9:35 en adelante:

 

Fede Vázquez intenta transmitir de mil maneras algo pero no puede, no logra rematar del todo la idea.

Y, en el fondo, se trata de algo simple, aunque luego de entender su complejidad.

Empecemos de la siguiente manera.

Cuando JDP decía que toda lucha (sea política, económica, militar, etc.) es una voluntad que mueve a una masa que se opone a otra voluntad que mueve a otra masa y que lo único que las distingue es la dirección en que se mueven, estaba diciendo que no se distinguen ni por la voluntad ni por las masas. En eso hay identidad. Solo se diferencian por hacia dónde van.

Para simplificar, digamos que existen 2 voluntades:

1) la oligárquica global; y

2) la nacional-popular.

La voluntad 1) mueve una masa en dirección al Imperio. Y la voluntad 2) la mueve en dirección al Estado Nacional soberano.

Se podría decir que la voluntad 1) tiene una jefatura que depende del extranjero, mientras que la voluntad 2) tiene liderazgo de conducción (por ej., JDP) o liderazgo de conjunto (por ej. CFK).

En la medida que 2) tiene éxito, transforma la masa en pueblo. En la medida que 1) tiene éxito, es al revés, el pueblo vuelve a ser masa, lo que ocurre, generalmente, cuando el líder desaparece.

Recordar que la masa se diferencia del pueblo. La primera es reactiva, en contra de las consecuencias de la injusticia, no hay liderazgo ni doctrina. El segundo es propositivo, a favor de un líder y su orientación, sí hay doctrina.

Es muy importante entender que la voluntad 2) va en una dirección que es una construcción. ¿Qué se construye?: la soberanía nacional para que se puedan hacer obras de justicia social, lo que significa que el gobierno intenta que el Estado tome decisiones por sí, por el pueblo, libre de la influencia oligárquica (no solo de otros países).

La condición de esta construcción no es, como suele creerse, la confrontación con la voluntad 1) (como tiende a creer el candidato de UP Grabois). La condición es el liderazgo y la voluntad moviendo a las masas hacia la causa de la soberanía nacional. Esta es una causa positiva, no es contra nadie, es a favor de la Nación que es lo mismo que decir que es a favor de su pueblo, incluso a favor de las masas que mueve la voluntad 1).

Cuando JDP creó el IAPI o nacionalizó los depósitos del BCRA, por ej., no lo hizo para confrontar con nadie, ejecutó uno de los tantos medios de realizar el principio de afirmación nacional soberana que es el control del comercio exterior o el sistema financiero en su calidad de resortes fundamentales.

La consecuencia de eso es que habrá poderes que lo van a confrontar, lo que no significa que 2) tuvo que confrontar con los poderes de 1) para realizar eso. 2) Tuvo que ejercer el liderazgo, ganar voluntades, acumular poder en esa dirección y pasar a la realización (no se quedó solo en la concepción). Como consecuencia de eso los poderes 1) lo confrontan.

La confrontación es un efecto (no querido aunque asumido) del liderazgo de conducción en la práctica social y adopta la forma de demarcaciones ideológicas. No es que el liderazgo se propone confrontar, solo se propone ejecutar lo que concibe construir. Como consecuencia lo confronta la voluntad 1). Uno se puede pasar toda la vida confrontando y desafiando al poder sin tener la capacidad de liderazgo ni de ejecutar concepción alguna.

Esto no es semántica, es algo sutil pero muy decisivo.

La independencia económica y la soberanía política, que son las condiciones necesarias para que haya justicia social, son causas positivas, que hay que construir tanto en la concepción como en la acción, no es algo que se le quita a alguien, más bien es al revés, es algo que tiene como efecto que haya más bienes materiales y espirituales para más gente, sin que eso signifique menos para nadie.

La voluntad contraria 1) no es que tiene algo que haya que quitarle para que nuestra voluntad se pueda materializar. No. No es así. Ellos no tienen nada que nos sirva a nosotros.

La construcción de la obra de justicia social depende enteramente de nosotros, de nuestras virtudes, nuestras ideas, nuestra capacidad de darnos líderes de conducción o de conjunto. No depende de quitarle algo a alguien.

Se me podrá objetar, siguiendo la propia lógica de mis propuestas teóricas, que ellos (la voluntad 1) tiene los resortes y recursos fundamentales y que nosotros (la voluntad 2) no los tenemos.

Es correcto.

Sin embargo, la soberanía no es solo un cambio de manos o una inversión de lugares, es la construcción de un Estado Nacional por medio del liderazgo de conducción para que se pueda ejecutar una concepción cuyo efecto es el mejoramiento de las condiciones materiales y espirituales de las personas y familias que constituyen la nación. El cambio de manos es más bien una consecuencia de esa construcción.

Eso puede conducir a la disminución del control oligárquico, pero eso no significa que las masas que la voluntad oligárquica logra mover empeoren sus condiciones de vida ni que las logra mover por ese motivo.

Por ejemplo, si no hubiera existido la experiencia peronista, la clase media argentina sería una franja de la sociedad mucho menor. Sin embargo, fue en gran parte de esas clases medias donde anidó fuertemente el sentimiento antiperonista.

Llegamos, así, al punto en el que tomamos conciencia de que el único fundamento de lo colectivo, de la sociedad toda, del país, reside en nuestra causa, no en la de ellos. La tarea de tener un país, una sociedad, es enteramente nuestra, porque somos los únicos, en tanto voluntad colectiva 2, que no necesitamos negar a nadie, porque lo que queremos construir es para todos, incluso para los que nos detestan.

No podemos dejar afuera a nadie porque nos lo impide el mismo principio de bienestar general y justicia social que queremos realizar.

Esto hay que entenderlo racionalmente, lo más despojado de las emociones dentro de lo posible. Nosotros queremos construir la casa común a todos, aún para aquellos que les tiran piedras a los constructores.

Construir el país, lo colectivo, la nación soberana es el único juego que se puede jugar aunque uno de los jugadores no quiera. En todos los demás juegos, se requiere necesariamente que los jugadores quieran jugar y respetar las reglas de ese juego.

Para construir una nación soberana no hace falta ese requisito. Con el liderazgo de conducción y el suficiente arte, inteligencia, habilidad y astucia, se puede lograr que arranque la construcción del Estado Nacional soberano aunque haya mucha gente que se oponga, no a la idea, sino, más bien, al que conduce la idea.

Si cedemos a la tentación de la simetría (“nosotros” o “ellos”, “ellos o nosotros”), terminaremos pareciéndonos a ellos. Y no habrá diferencia.

Lo más importante no es que nosotros tenemos “nuestra ideología”, “nuestras convicciones”, mejores que las de ellos. Ellos pueden pensar lo mismo pero al revés.

Nosotros seguimos principios y a líderes de conducción que los encarnan para que puedan realizarse en beneficio de todos.

Si tenemos la suficiente inteligencia para darnos cuenta de que necesitamos una nación que nos cobije a todos, entonces debemos saber que lo tenemos que hacer, también, para los que no se dan cuenta de eso, incluso para los que nos combaten, cualquiera sea la razón.

Si no pensamos así, esa nación nunca la vamos a tener. Podrá predominar una facción u otra, pero la nación nunca la vamos a tener.

martes, 4 de julio de 2023

El liderazgo de CFK y sus implicancias.

La práctica de liderazgo de conjunto que ejerce Cristina no es de conducción –aunque intenta serlo-, en el sentido en que lo practicaba y entendía JDP en sus conferencias de “Conducción Política” de 1951.

En efecto, la diferencia entre un liderazgo de conjunto y un liderazgo de conducción de conjunto radica en el virtuosismo o arte de las personas que lo ejercen en cuanto a sus facultades emocionales, espirituales y racionales.

Cristina no tiene el talento natural que tenía JDP para ejercer el liderazgo de conducción, pero está intentando aproximarse a eso por vía del método y la racionalidad.

La principal consecuencia de esta diferencia entre liderazgo y liderazgo de conducción es que las masas que logra aglutinar el primero son más homogéneas pero menos amplias, mientras que las del segundo son más heterogéneas y más amplias.

El liderazgo de conducción de JDP apuntaba a conducir a alrededor del 60% de la población mientras que el liderazgo de Cristina apunta al 45% más o menos.

Entonces, las consecuencias de ambas clases de liderazgo son tanto cualitativas (más o menos heterogeneidad de masas) como cuantitativas (más o menos apoyo de masas).

Lo que tienen en común ambas clases de liderazgo es la vinculación emocional con las masas que es de gran persistencia y resistencia a las adversidades.

Una de las razones de lo que dice Artemio L. en relación a los “liderazgos equivalenciales” que protagonizaron el origen del Frente de Todos, es el haber pasado por alto este vínculo emocional con las masas que mantenía Cristina mientras que los otros dirigentes carecían de esto.

Aquí reside por así decir la “anomalía” Cristina: que ella no es dirigente, es líder, tiene cualidades morales e intelectuales que nadie tiene, hasta ahora, lo que hace que ese vínculo emocional permanezca. Por eso todos los demás son dirigentes y no líderes.

Ahora bien, esta singularidad del caso Cristina plantea dificultades adicionales a todos los dirigentes y a los espacios políticos propios o contrarios.

En efecto, en la medida que Cristina no pueda gestionar directamente los asuntos del país sino mediante interpósitas personas, éstas, cualesquiera sean, no pueden desempeñar el cargo de Presidente, haciendo como si el liderazgo de Cristina (con todo lo que ello conlleva) no existiera o considerándola una dirigente más.

Esto último fue el caso de Alberto F., quien intentó gobernar “a su manera”, blindándose con Kulfas y Guzmán y subalternizando a Cristina, sintiendo que si gobernaba teniendo en cuenta a Cristina se le caía la coronita. Finalmente, su propio ego más el de Kulfas y Guzmán lo condujo al desastre, el cual tuvo que ser atendido en emergencia por Cristina y Massa.

Mientras Cristina viva y no surja un liderazgo de similares características o mejores, los futuros presidentes de Argentina tendrán que resolver sus problemas de ego, puesto que están en el lugar más importante pero no serán la persona más importante.

Otra alternativa es la traición lisa y llana y aliarse al enemigo contra Cristina, pero eso sería a costa del caos e ingobernabilidad muy peligrosos.

Lo que hay que honrar es al cargo de Presidente de la Nación, la persona que lo desempeñe no se subvalorará por reconocer el liderazgo de Cristina, por el contrario lo enaltecerá buscando continuamente la sintonía con ella, en la inteligencia de que ambos, en distintas funciones, harán todo lo que esté a su alcance en aras de la causa de la patria, o sea de su pueblo.

sábado, 1 de julio de 2023

La condición clave para que el voto a Grabois sirva para potenciar la Unión por la Patria.

De los análisis de los post precedentes y mis comentarios en el Blog de Artemio, no se desprende necesariamente que votar a Grabois es un error. Sería una cosa buena si se cumple el siguiente requisito.

Si Grabois, en su calidad de conductor táctico, y sus colaboradores logran inculcar en toda su militancia y sus simpatizantes y adherentes la perspectiva de que están enfrentando en una interna a otro conductor táctico y que ambos comprenden su función, de que se trata de facilitarle la lucha a la jefa Cristina, en su calidad de líder de conjunto.

Grabois debe explicar a los suyos en las PASO que él se considera mejor ayuda para Cristina que Massa y por eso se propone como candidato. No tiene que cometer el error de Randazzo en 2015 que combatió a Scioli como si fuera el enemigo.

Grabois debiera transmitir que él es un auxiliar de Cristina porque ella es la que mejor conoce en qué condiciones generales y de conjunto la lucha táctica puede prosperar.

Porque lo que define el éxito es la estrategia de conjunto no que a algún sector táctico le vaya bien. Cristina necesita de los Massa y de los Grabois. Hay que lograr que la militancia entienda esto con la razón y con la emoción.

Si no se lo entiende así, se corre el riesgo de que suceda, como dice Boudou, lo del 2015, cuando, el entusiasmo después de las PASO no alcanzó para evitar que MM ganara.

Para que Grabois entienda esto debe dejar de lado su noción de "hegemonía" interna que nada tiene que ver con la realidad cuando existe un liderazgo unipersonal de conjunto que es Cristina. 

LA SÍNTESIS NO ES QUE UNA PARTE DEL TODO SE IMPONGA. Existiendo Cristina esto es un error garrafal.

Por lo tanto, la campaña de Grabois debe tener en cuenta estas consideraciones para lograr que la militancia y sus votantes comprendan que la interna es un paso entre muchos otros dentro de un proceso en el que Cristina es la clave y sabe mucho mejor que nosotros el rumbo.

De esta forma se logrará que luego de las paso, la militancia y los activistas y simpatizantes comprendan que tienen que seguir luchando porque Cristina sigue luchando por todos nosotros.

Algún día deberemos comprender que una cosa es que nos impulse el deseo individual (aunque sea de muchos individuos) y otra cosa que lo haga la razón del bien colectivo.

"... cuando los hombres comiencen a darse cuenta de que con el progreso general de todos, ellos también progresan, se darán cuenta que es mejor pelear en conjunto y ganar en conjunto, que pelear aisladamente, ganar alguna vez y perder otras. Es decir, no empeñarse en una lucha estéril entre nosotros cuando tenemos al frente un enemigo contra el cual debemos luchar" (JDP).