viernes, 23 de septiembre de 2022

Precisando el término “ucranización”. El peligro mortal que afronta TODO el pueblo argentino (sean peronistas, antiperonistas o indecisos).

En la matriz teórica que propuse para comprender la dinámica del proceso global atendiendo a la relación entre el Imperio y los escenarios locales con potencialidad de tornarse Estados Nacionales (soberanía), la clase dominante -constituida por combinaciones oligárquicas globales a predominio angloamericanas- reacciona a la crisis de su dominio normal (lo que muchos llaman “neoliberalismo” más el respeto de la formalidad democrática), esencialmente de dos formas:

1) Tratando de reconducir al dominio normal, conservando el control de la administración de la crisis.

En caso de fracaso en este intento, pierde el control de la administración de la crisis y le es difícil controlar con el nuevo personal político local que surge a partir de ese fracaso.

En condiciones de crisis sistémicas (burbujas especulativas, caídas de la economía real, etc.), el dominio normal es difícil de sostener en cada vez más localidades. Como consecuencia de ello, alumbran perspectivas que abonan el terreno para el surgimiento del Estado Nacional (soberanía), frente a lo cual, la clase dominante global se aleja del “neoliberalismo” más o menos democrático que le servía para el dominio normal y ensaya lo que vengo denominando desde hace mucho:

2) La “geopolítica de guerra”.

Esta geopolítica de guerra adopta dos formas según el grado y las particularidades del escenario local:

a) Lo que se denomina lawfare, que es la subversión de los mecanismos institucionales del escenario local.

b) Subversión, terrorismo y guerra militar.

Ni a) ni b) son asuntos de gobiernos o élites locales, sean de acá o de otras latitudes.

La geopolítica de guerra es, estrictamente hablando, una estrategia de oligarquías globales que controlan resortes de inteligencia y seguridad  (FBI, NSA, CIA, MI 5 y 6, etc., etc.), militares (complejo militar industrial, OTAN), financieros (Wall Street, por ej. Vanguard Group propietaria de Raytheon; la City de Londres), parte del Depto. de Justicia en EE.UU., mediáticos (NYT, FT, CNN, redes sociales, etc.).

Esas oligarquías colonizan estructuras estatales en EE.UU. y Gran Bretaña que están predominantemente a su servicio. Cuando en el mundo angloamericano se habla de la tan mentada “seguridad nacional”, en rigor se está hablando de la “seguridad oligárquica”.

Por la experiencia del lawfare en diversos lugares (Ecuador, Brasil, Bolivia, etc.) puede discernirse que se pone en movimiento a partir de la interacción de jueces y fiscales locales con funcionarios judiciales y de seguridad mencionados arriba (Depto. de Justicia o FBI en EE.UU., por ej.), directamente o por medio de las embajadas. Los resortes mediáticos (TV, diarios, radios, etc., etc) detonan el proceso con las denuncias “periodísticas”, lo que se traslada a los tribunales de justicia.

El objetivo es anular la acción e influencia de líderes que promueven los intereses del pueblo por medio del Estado Nacional soberano. Esto se logra a través de la proscripción judicial (impedimento a desempeñar cargos públicos), el exilio, la destitución de autoridades, etc.

Los operadores locales del lawfare no son los enemigos, son objetos de la clase dominante. Cuando las oligarquías globalistas consideren que no les sirven más, los descartan y los reemplazan.

Con la subversión, el terrorismo y la guerra militar, es lo mismo solo que en un grado más intenso y con un alcance “internacional” mayor. Acá, los objetos de la clase dominante oligárquica pueden ser países que se usan como carne de cañón (por Ej. Ucrania) al servicio de perjudicar a terceros países que son considerados como amenazas (por ej., China y Rusia).

En resumen, la clase dominante que es global, durante su dominio normal usa al neoliberalismo más o menos democrático. Pero, cuando entra en crisis su dominio normal y fracasa en el intento de reconducirla, recurre a la geopolítica de guerra. Hay ejemplos históricos y del presente.

Dónde está el peligro.

El peligro está en que, cuando la geopolítica oligárquica de guerra logra imponerse, sea por vía del lawfare o de la subversión, terrorismo o guerra militar, el cambio de régimen que logra va a intentar ser refrendado mediante elecciones, buscando, así la legitimación del nuevo régimen. Se trata de una suerte de “plebiscito” para el nuevo régimen surgido del forzamiento y la subversión del régimen legítimo y legal anterior.

La “legitimación” así obtenida es producto de la subversión del régimen previo, sin la cual esa legitimación nunca hubiera ocurrido. Pero, cuando se cuenta la historia, en la confusión de la maraña de acontecimientos, se soslayan las fuerzas oligárquicas que impulsaron la subversión que condujo al cambio de régimen y la posterior “legitimación” electoral. De ahí a creer que fue el pueblo el que quiso eso hay un solo paso, porque la legitimación la operan personajes locales que son los que dan la cara, mientras los autores intelectuales extranjeros observan, vigilan y corrigen, en caso necesario, desde trastienda.

Esto es lo que pasó en Alemania en marzo de 1933, cuando Hitler gana las elecciones en medio de la intimidación y represión que había desatado desde que había sido nombrado canciller el 30 de enero de 1933.

En efecto, luego de que Hitler perdiera 2 millones de votos entre las elecciones de mediados de 1932 y la de fines de ese año, cuando parecía que la alternativa Hitler se iba al tacho (hasta hubo cartas de Hitler hablando de suicidio luego de conocerse el resultado de la primera elección de mediados de 1932), en menos de tres meses logra ser nombrado canciller (en golpe palaciego y con ayuda del financiamiento externo del partido nazi: Montagu Norman, Harriman, Prescott Bush, por ej.) y, a partir de ahí, se dedica a eliminar físicamente a todos sus opositores y a intimidar y amedrentar cualquier atisbo de oposición. En ese marco gana las elecciones de marzo de 1933, es decir, un marco generado por un cambio de régimen y forzamiento institucional, impulsado tras bastidores por importantes elementos de la oligarquía angloamericana.

Recordemos que la crisis de los años ’30, detonada por el crack de Wall Street del ’29, afectó profundamente al mundo de ese entonces, provocando una pobreza galopante en EE.UU., con muchas repercusiones a nivel mundial.

En EE.UU. las oligarquías globales de aquellos días intentaron reconducir al dominio normal, pero les salió mal por el surgimiento del liderazgo de FDR que promovía disminuir la influencia de los Bancos al tiempo que ensayaba políticas de reparación social.

En Alemania, casi simultáneamente, recurrieron al cambio de régimen mediante la geopolítica de guerra, facilitando la llegada de Hitler al poder.

El peligro reside entonces en que las clases oligárquicas globales saben que, aunque pierdan resortes en los escenarios locales durante las crisis sistémicas, pueden impedir, mediante la geopolítica de guerra y el cambio de régimen, que se conviertan en Estados Nacionales soberanos. No solo esto. También pueden lograr que sus elementos controlados nazistoides o fascistoides se plebisciten una vez subvertido el régimen anterior, aprovechando el malestar económico de amplios sectores de la población, el miedo, el fanatismo de grupos reducidos que, en ese caldo de cultivo, pueden llegar a crecer. Una vez que logran inclinar la cancha de esa forma, las cosas marchan casi solas.

Ya se ven atisbos de esto en Argentina, cuando grupos pequeños apadrinados en las sombras por algún personaje impune con cierto poder económico (pero relacionado al establishment angloamericano) amedrentan periodistas en canales de TV o a dirigentes de los movimientos sociales o recurren a simbologías violentas en manifestaciones, etc., etc.

Esto que nos parece ahora marginal, va a dejar de serlo en la medida que perdure la insatisfacción en las condiciones económicas de amplias capas de la población y la geopolítica oligárquica de guerra logre meter una cuña y tenga éxito en el escenario local.

En tal caso, lo que ocurrirá es que se subvertirán las coordenadas políticas conocidas y normales, y las figuras del cambio de régimen obtendrán en algún momento el respaldo popular, y, lograrán así, desatar el infierno desde el control mismo de las estructuras del Estado. Los cuatro años de gobierno de Macri van a ser un juego de niños comparado con esto.

Esto pasó en Ucrania en 2014. Los grupos nazis en este país antes de 2014 eran absolutamente minoritarios. Luego del Maidan, con el inestimable apoyo de V. Nuland -Obama-Biden, tienen una ascendencia electoral mayor. Con el agravante que “oligarcas” ucranianos (bajo la protección de la clase dominante occidental) formaron milicias privadas que se incorporaron a la estructura del Estado oficial.

Los dirigentes más concientes deben entender esto, porque, si se deja pasar el tiempo, el caldo de cultivo va a ser cada vez más favorable a esas alternativas terribles, y luego va a ser muy difícil volver a coordenadas políticas más normales.

Necesitamos un liderazgo de conducción que neutralice la geopolítica de guerra en nuestro país, tratando de anular los efectos de la interacción de los personajes locales con las usinas externas que la promueven. Se necesita mucha astucia e inteligencia. Lo que hay que hacer es impedir que se forme el caldo de cultivo, no olvidándonos que, una vez formado, las cosas terribles que ocurran van a ser relativizadas, normalizadas y cotidianizadas. Gran parte de la población no verá que sucedan cosas terribles aunque sí sucedan.

Fijarse el mismo planteo en relación al caso de Brasil, ver aquí en comentarios a este post:

http://astroboy-en-multiverso.blogspot.com/2018/10/gano-bolsonaro.html

jueves, 22 de septiembre de 2022

El discurso más importante de los últimos 60 años pronunciado por un jefe de Estado.

 https://www.facebook.com/RussianTodayLATAM/videos/atenci%C3%B3n-mensaje-completo-putin-se-dirige-a-la-naci%C3%B3n-y-decreta-la-movilizaci%C3%B3n-/758735071881954/

No olvidemos nunca que la tragedia y el drama se encuentran en los procesos históricos, no en los acontecimientos. Éstos siempre se normalizan y cotidianizan. El horror nazi hubiera pasado como uno más sin Núremberg o el genocido de los 30 mil desaparecidos en Argentina sin las madres de Plaza de Mayo.

Núremberg o las madres son los llamados de atención: "Ehh, escuchen aquí pasó esto, o está pasando esto". Son los que ponen en evidencia (sobreponiéndose a la incomprensión de los normópatas, indiferentes o supuestos "neutrales") la gravedad del proceso histórico que subyace a los acontecimientos.

El líder ruso nos está avisando: "Ehh, ciudadanos de Occidente, sus élites están haciendo esto, mejor que hagan algo, antes de que sea demasiado tarde".

De aquí hasta fin de año o poco después de fin de año, la humanidad pende de un hilo.

"Los hombres en algún momento son dueños de su destino: La culpa, querido Bruto, no está en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos."

sábado, 17 de septiembre de 2022

Si ignoramos lo que hace la verdadera clase dominante y las razones de por qué lo hace corremos gran peligro.

Ya formulé en más de una ocasión la matriz formal de la dinámica de la dominación oligárquica global-imperial en una localidad. La vuelvo a repetir aquí con algunas precisiones adicionales. Si no se entiende el concepto de esta matriz no vamos a poder entender lo que ya está pasando y lo que va a pasar en el futuro próximo.

1) El escenario local funciona bajo la modalidad de la dominación “normal”. Ejemplos: Argentina durante los años ’90, Rusia misma década, etc. Normal significa apertura comercial (importadora), circulación libre de capitales, etc., etc. Todas las recomendaciones del Consenso de Washington.

2) Crisis de la dominación normal. Ejemplos: México ’94, Argentina ’95 y 2001; Brasil ’97, Rusia ’98, etc. Crisis significa devaluaciones, fuga de capitales, recesión, etc.

Estos dos estados de la dominación oligárquica -bajo condiciones normales (1) y bajo condiciones de crisis (2)- corresponden a un funcionamiento global que se manifiesta en cada localidad, lo que significa que, lo que ocurre en cada localidad, no se explica por razones de esa localidad. Si en una represa hidroeléctrica aparece una grieta y, luego, se derrumba, la razón del derrumbe hay que buscarla en algún fallo estructural general, siendo la grieta solo un síntoma de ese fallo. Lo mismo sucede con las localidades durante la dominación oligárquica global.

Ahora bien, la crisis de la dominación normal (punto 2), supone las siguientes alternativas:

2) a. Se la administra con el fin de volver o reconducir al dominio normal (o sea a 1). Ejemplo: Cavallo en 2001 en Argentina;  b. Se entra en colapso final por intentar reconducir, fracaso del intento de reconducir -2) a. hacia 1)-. Ejemplo: diciembre 2001 en Argentina.

Estas dos variantes –a. y b.- del estado 2) significan que el personal político al servicio de la dominación oligárquica global tiene cada vez más dificultades para legitimarse y, finalmente, se quema, saltando todos los fusibles del modelo de la dominación oligárquica global. Una verdadera “bancarrota” económica, política, ideológica y moral del mismo.

La consecuencia de esto es que las combinaciones oligárquicas globales pierden algunos resortes en el Estado local, por ejemplo, la Presidencia, algunos ministerios, etc. Esto implica para ellas, si bien no necesariamente un perjuicio económico, sí un riesgo en el mediano o largo plazo en la medida que el gobierno en la localidad puede implementar o dar cabida a perspectivas que, potencialmente, perjudiquen sus intereses. Siempre la conducta de los individuos-agentes que controlan resortes y recursos fundamentales a nivel global responde a lo que podríamos llamar “amenaza potencial percibida”.

Por lo tanto, estos intereses oligárquicos globales no se quedan cruzados de brazos esperando u observando neutralmente, sino, por el contrario, influyen activamente para recuperar el resorte o resortes perdidos. Los personajes o “élites” locales siempre están expuestos a su influencia. Lo que ha cambiado es que la influencia ya no es al modo de 1) y 2) a. y b.

Acá estamos llegando a una parte importante, yo diría decisiva para comprender y ser más concientes de la coyuntura. Lo que tenemos que retener por ahora es que 2) b. supone la finalización, en el escenario local,  de un modo de dominación oligárquica global, lo que no significa que finalizó su dominación en sí, sino un modo de esa dominación. Esto lo representamos así:

3) Interregno de disputa y potencial del Estado Nacional soberano. Fijarse que aquí se administran las consecuencias tanto de la crisis original (2) como del fracaso del intento de reconducirla (2 a. y b.) al dominio normal (1). Esto da la pauta de la complejidad de la situación.

Es aquí que empieza el verdadero drama, porque, a medida que se afianza un resorte (la Presidencia o poder ejecutivo) que no es controlado por los intereses oligárquicos globales, se crean condiciones para la posibilidad de que dichos intereses pierdan más resortes. Las presiones se hacen más intensas y el gobierno local puede tener más o menos respuestas moderadas o “confrontativas”.

En este punto, quiero aclarar que las presiones de los intereses oligárquicos globales casi siempre están mediadas por personajes locales. Pero esto no nos debe llevar a la confusión puesto que es la naturaleza del imperialismo el tener lacayos por todas partes aunque éstos hablen a nombre de sus propios intereses.

Es en este estado de crisis del modo habitual de la dominación oligárquica y en condiciones en que pueden prosperar tendencias hacia el punto siguiente (ver 4 más abajo), es que las combinaciones oligárquicas globalistas empiezan a pergeñar e introducir en la localidad en cuestión, una verdadera geopolítica de guerra (sea judicial o militar), que ha sido ya probada en otras localidades (Brasil, EE.UU., Ecuador, Venezuela, Siria, Libia, Afganistán, Ucrania, Taiwán, etc., etc.).

La introducción de esta geopolítica de guerra también está mediada por personajes locales (Juez Moro, Fiscal Mueller, Bonadío, Stornelli, D’ Alessio, etc., etc.) y amplificada a más no poder por los medios de comunicación (O Globo, CNN, TN, Clarín, etc., etc.).

Esta mediación tampoco nos debe confundir en el sentido de creer que son los personajes locales los que causan el problema. Las mediaciones traen el problema que otros diseñaron.

4) Intento de constitución del Estado Nacional soberano. Acá se trata de ir estableciendo las instituciones de funcionamiento de tal clase de Estado: Tesoro, Banco Nacional, control del comercio exterior y del sistema monetario y financiero; desmonopolización de los medios de comunicación, etc. Es decir, la reasunción por las clases populares de los resortes y recursos fundamentales.

A medida que esta tarea tiene éxito, la intensidad de la geopolítica de guerra en el escenario local aumenta. Es diferente para cada localidad. Los grados de law fare o guerra militar, dependerá de la jerarquía e importancia que otorgan las combinaciones oligárquicas a predominio angloamericanas a los escenarios locales en función de sus objetivos de neutralizar, aniquilar o eliminar las “amenazas” que ellas consideran provienen del funcionamiento del Estado Nacional soberano.

Por ejemplo, en el caso de Ucrania, el grado de intensidad de la geopolítica oligárquica de guerra es excepcionalmente alto (guerra militar) debido a que se trata allí de anular el Estado Nacional de la Federación de Rusia en vías de consolidación gracias al liderazgo de Putin. En el caso de Taiwán se trata de lo mismo, pero contra China, liderada por Xi.

En el caso de Argentina, bastaba, hasta hace poco, con el law fare contra el liderazgo de Cristina. Ahora quieren su asesinato porque se trata de impedir que se vuelva a intentar 4). En este caso, ni Patricia Bullrich, ni Macri, ni Milei, ni Magnetto, ni Juntos por el Cambio ni la UCR, ni antes Bonadío y Stornelli, ni la Corte Suprema, son los causantes del law fare ni del intento de asesinato. Ellos solo operan el law fare localmente diseñado por la geopolítica oligárquica global. Si ellos no lo hacen son reemplazados por otros. Ellos son solo el arma, pero no la mano que la empuña. Son meros objetos de intereses ajenos, aunque crean y piensen que son sujetos grandiosos.

Esto hay que tenerlo en cuenta cuando se establecen las tácticas y estrategias en las relaciones con la oposición. Porque, cuando se identifica el “núcleo duro” de la oposición, no se está en presencia de sujetos políticos (eso solo en apariencia), son meros objetos (concientes o inconcientes) de intereses ajenos. El daño que causan solo se puede impedir anulando la concepción y la acción de quienes los manipulan, no anulando a los manipulados. Esto es infructuoso (solo anular a los manipulados) porque hay miles y miles de candidatos (potencialmente aún mucho peores que ellos) a ocupar ese lugar en su reemplazo.

Las oligarquías angloamericanas que operan en la City de Londres, Wall Street y el Complejo Militar Industrial están perdiendo la guerra en Eurasia por la firme reacción de los Estados Nacionales de Rusia y China y están por tener el momento 2) a. y b. en Europa Occidental como consecuencia, en parte, de una crisis auto infligida por las sanciones a Rusia motorizadas por EE.UU. y Gran Bretaña.

Como ya dijimos muchas veces, a medida que siguen las vueltas de tuerca de la crisis sistémica global y surgen en Asia, África e Iberoamérica alternativas potencialmente soberanas, ello significará la pérdida de poder de las oligarquías globales.

La forma de reaccionar histórica que tienen esas oligarquías en situaciones estratégicas que no pueden ganar es estimular, incitar, alentar y enardecer a las masas para que toleren regímenes nazistoides o fascistoides. Ellas ven en eso una suerte de subversión del escenario local víctima de esa geopolítica de guerra que satisface la necesidad de evitar que las masas se acerquen a verdaderas alternativas nacionales (soberanas) y, al mismo tiempo, que puedan ser instrumentos al servicio de combatir Estados Nacionales soberanos ya consolidados o en vías de consolidación. El que entiende bien la historia del siglo XIX y XX comprendería sin dificultad esto.

Si no se neutraliza la mano (oligárquica de carácter global) que manipula la geopolítica de guerra, y solo se opera contra los manipulados locales, corremos el riesgo de que en nuestro país ocurra una suerte de “ucranización”. Hay que proceder ahora, con mano firme. No importa el monstruo con el que haya que pelear. Cualquier cosa va a ser preferible a la “ucranización” de nuestra patria.

El momento es ahora. Lo que decidamos o no decidamos ahora, tendrá consecuencias en el futuro más o menos inmediato. Depende de nuestra propia lucidez que el futuro sea venturoso o el mismísimo infierno que nada va a tener de “encantador”.

jueves, 8 de septiembre de 2022

Por fin un dirigente que lo entiende: “El poder real ni siquiera son las élites locales” (Juan Grabois).

Ver aquí minuto 2:07


Vamos a profundizar un poco más en esto porque suele ser objeto de muchos malos entendidos.

Si se entendieron bien mis propuestas teóricas, no debe sorprendernos que el “poder real” no son los Macri ni los Magnetto puesto que ellos son elementos de un dispositivo global o imperial, aunque sean de origen argentino.

Ese dispositivo lo denomino “sistema oligárquico”, el cual no tiene nacionalidad real, solo nominal, porque es un Imperio no una amalgama de naciones. Ese sistema oligárquico, al colonizar las estructuras de los Estados, anula la nacionalidad real, privando a los pueblos de los beneficios que pudieran recibir del funcionamiento de un Estado Nacional soberano.

El “capitalismo global” no está compuesto por “burguesías nacionales”, está regido por oligarquías que se combinan para dominar en muchos lugares. Desde el punto de vista de esas oligarquías (que son tales porque controlan recursos y resortes fundamentales, ver proposición 1. y 2. a) del post de agosto de 2020) los países son solo escenarios locales, son objetos que sirven a lo que creen que son sus intereses y necesidades.

En todos esos “escenarios locales” (objetos de la dominación oligárquica) existen en forma potencial las burguesías nacionales siempre y cuando los desposeídos de los resortes y recursos fundamentales (masas populares) tengan la posibilidad de constituir un Estado Nacional soberano que logre el control sobre los mismos (ver proposición 3.)

Los Macri o Magnetto no tienen el control sobre los resortes y recursos fundamentales, por lo tanto, ellos NO son la clase dominante. La clase dominante son los individuos-agentes que controlan los resortes y recursos fundamentales (lo que los instituye en oligarcas), como los minerales, hidrocarburos o agroalimentos que menciona Juan Grabois, o los sistemas monetarios (Bancos Centrales) y financieros (Bancos), el comercio exterior, dispositivos geopolíticos (inteligencia, medios de comunicación), etc. Tampoco los resortes y recursos fundamentales pueden entenderse en forma parcelada, constituyen redes controladas por y al servicio de combinaciones oligárquicas.

En el “capitalismo global” (siempre fue global, no solo en la “etapa superior” como planteaba Lenin), las burguesías están muy estratificadas por escalas y rangos según la clase de recursos que controlan y las “ganancias” que les producen. Esa estratificación es muy difícil de sobrepasar. La movilidad intraburguesa es muy reducida durante la vida de una generación.

Es como una lógica piramidal. Cuanto más cerca de la punta o cima, cada vez menos espacio. Las oligarquías son como la cima de la pirámide. La presión que se ejerce sobre los estratos inferiores es terrible y cada estrato la descarga sobre el que está más abajo.

Toda la parte intermedia de la pirámide (entre la cima y la base) es un sistema de amos y esclavos simultáneamente, porque los que están inmediatamente por debajo de la cima son esclavos de los que están en la cima y amos de los que están inmediatamente por debajo de ellos. Y así sucesivamente descendiendo hasta la base.

La burguesía mercadointernista y la mayoría del pueblo más conciente ven a Macri o Magnetto o Roca, etc., como los amos, los que están muy arriba. Pero casi nunca ven (con excepción ahora de Juan Grabois) que ellos (la élite local) son esclavos (aunque sean privilegiados) de capitalistas financieros globales que están mucho más arriba de ellos. De ahí a deducir que la clase dominante en la Argentina son la “élite local” hay solo un paso.

Esa lógica piramidal es un sistema global. No es que hay una pirámide para cada país, desconectada de las del resto del mundo. Hay una sola pirámide que tiene su base en todos los países y su cima en el Imperio.

Los lugares de los recursos y resortes fundamentales, aunque estén distribuidos por todas partes del mundo, pertenecen a los que están en la cima de la pirámide. Por eso el desarrollo de la geopolítica es tan importante para las oligarquías.

Sobre el significado del concepto de “dominación” en la teoría.

Dominación no significa solo o necesariamente que el que domina da una orden y el dominado obedece.

El significado teórico riguroso del concepto de dominación oligárquica es poder ejercer el control sobre los resortes y recursos fundamentales desposeyendo a todos los demás.

Voy a dar otra metáfora para que se entienda.

Todas las economías con sus burguesías y clases populares de diversas partes del mundo son como peceras arrojadas a un océano. Hay un montón de peceras de distintos tamaños en el océano. Dentro de cada pecera hay distintos tamaños de peces. Pero el atributo de clase dominante no lo determina el tamaño del pez dentro de la pecera, sino el tamaño de los peces que nadan por fuera y entre las peceras que, por lo general, son más grandes que las peceras mismas.

Como los vidrios de esas peceras son más o menos opacos, solo podemos ver con nitidez los peces grandes del interior de la pecera (a los que atribuimos el carácter de “dominantes”) pero no vemos los peces monstruos fuera de la pecera por esa opacidad.

La clase dominante es lo que está por fuera del confinamiento de nuestra percepción. Por eso quedamos perplejos ante demasiadas cosas que ocurren como efectos de dimensiones invisibles. Como solo creemos en lo que vemos, no podemos atribuir eficacia a cosas que no podemos ver simplemente con los ojos.

Las barbaridades que hizo y hacen Macri o Magnetto (lawfare, despojo de otros empresarios, endeudamiento, campañas de difamación, etc., etc.) no lo hacen por su propia cuenta, lo hacen para medrar haciendo lo que quieren las combinaciones oligárquicas globales (a predominio financieras y angloamericanas). En la medida que satisfacen los intereses de esas oligarquías, son premiados, pudiendo mantener la impunidad. Si dejan de hacerlo, pasan automáticamente a degüello, son descartados y reemplazados.

La dominación oligárquica siempre genera una suerte de fetichización del poder de ciertas imágenes o instituciones, sean estas las “élites locales”, la “embajada”, o un país (EE.UU.). Son solo fetiches. Las supuestamente poderosas “élites locales” están dentro de un sistema piramidal global donde tienen amos con un poder muy superior al de ellos. Por supuesto que a los grandes empresarios locales no les conviene mostrar, por razones obvias, a los que están por debajo, esa faceta de su propia realidad. La “embajada” de EE.UU., es otro fetiche porque son instituciones de un Estado colonizado por las oligarquías globales. El embajador es designado formalmente en Washington, pero detrás de esa decisión están los lobys privados de siempre y sus intereses. Cuando dominan las oligarquías, el poder de los presidentes, como bien dijo Cristina en más de una ocasión, es modesto. Tienen un poder formal grande y uno real pequeño.

En un sistema oligárquico imperial, los lacayos están por todas partes, pero no tienen importancia, porque su poder no les pertenece sino que es derivado

Esto tiene enormes consecuencias para la práctica política de las clases populares y de sus líderes porque éstos deben constantemente desentrañar la verdadera naturaleza del poder que se les opone, evitando dejar llevarse por las apariencias y entrar en confrontaciones inútiles con actores que no tienen importancia real.

El intento de asesinato de Cristina debe hacernos reflexionar y replantear un montón de cosas que creíamos ciertas pero no lo son.

La dominación oligárquica no se ejerce solamente como una correa de transmisión desde la cúspide hasta la base, ni por órdenes o amenazas explícitas. La práctica política oligárquica crea escenarios durante años sobre los cuales los actores no necesitan dirección directa, ni hilos como las marionetas. Los dominados, en los escenarios diseñados por las oligarquías, cumplen su papel.

Esta es la característica más importante de la manipulación oligárquica, como uno de los tantos repertorios de su dominación: el manipulado no se da cuenta de que lo es, cree que actúa con su propia grandeza individual.

El odio, la polarización, la radicalización de las “derechas” son escenarios para determinados objetivos que tienen que ver con el mantenimiento del control oligárquico durante fases de crisis sistémicas. Esto ya sucedió en otros momentos históricos con el nazismo y el fascismo, que nada tienen que ver, fuera de lo anecdótico, con expresiones nacionales de Alemania o Italia, sino con intereses oligárquicos angloamericanos (Montagu Norman, E. R. Harriman-Thyssen, Prescott Bush).

Durante las crisis sistémicas las oligarquías globalistas hacen todo lo posible por evitar que las alternativas verdaderamente nacionales y soberanas tomen el control en los países porque eso significa su debilitamiento. Eso lo ven como una cuestión de vida o muerte para ellas. Por eso necesitan eliminar a los líderes nacionales orientados a la constitución de un Estado Nacional soberano.

La identidad formal de toda lucha política (económica, ideológica, etc.).

JDP (ver Conducción Política) decía que en toda lucha se enfrentan voluntades contrapuestas. Pero eso para Perón no significaba indiferenciación, porque una voluntad quiere mover a la masa en una dirección y la otra voluntad en otra dirección contraria.

El líder de conducción lo que hace es mover a la masa en la dirección del Estado Nacional y las oligarquías en la dirección del Imperio.

Para tener éxito, el líder de conducción debe reunir la mayor cantidad de masas posible. Cuantas más masas, más heterogeneidad sociológica y más necesidad y exigencia del arte de la conducción del líder.

Cuantas más masas mueva el liderazgo de conducción menos masas mueven las oligarquías y viceversa. Las masas son siempre las mismas y se mueven según esas dos direcciones.

No es casual que la consigna casi fundacional del peronismo haya sido Braden o Perón (no Tamborini o Perón, o A. Ghioldi o Perón, etc.). Perón bien sabía que el poder no reside en los personajes locales. Y, hoy, si viviera diría exactamente lo mismo con respecto a Macri, Magnetto, etc.



jueves, 1 de septiembre de 2022

¿Por qué atentaron contra la vida de Cristina?.

 No es por los 12 años de gobierno, ni nada del pasado.

Tampoco es por el clima de odio prefabricado, ni por la radicalización de la derecha, ni la irracionalidad de la oposición, etc., etc..

Es porque la clase dominante en Argentina es una clase global. Se trata de combinaciones oligárquicas que, descriptivamente, son a predominio “angloamericanas” (por el origen de sus integrantes), pero, en rigor, no tienen nacionalidad porque funcionan a modo de un Imperio global.

Esas combinaciones controlan por sí y por testaferros los servicios públicos, los minerales, el comercio exterior, el sistema monetario y financiero, grandes porciones de la pampa húmeda y los medios de comunicación. No solo en Argentina sino en una enorme cantidad de países. Esas combinaciones controlan lo que denominé en la proposición 1 de mi teoría los “resortes y recursos fundamentales”.

En Argentina como en muchas localidades del mundo la dominación de esas combinaciones oligárquicas se ejerce a través de muchos eslabones locales de mucho menor rango e influencia global, lo cual contribuye a opacar, ocultar o invertir esa dominación de agentes “supranacionales”.

Los Macri o los Magnetto son “personificaciones de capital” muy pequeñas comparadas con aquéllas. En una pecera pequeña (como la Argentina) parecen peces grandes. Pero en la pecera global son muy pequeños. El poder no reside en ellos mismos (en los peces pequeños) sino que les viene de las oligarquías globales (en especial angloamericanas) que están muy por arriba de ellos. Pero esos peces globales gigantes necesitan de los peces más pequeños para dominar en cada localidad. Todo ocurre como si el dueño del circo no apareciera nunca, solo se ven los payasos y éstos son de cada localidad. Por eso los payasos a nivel mundial son de una diversidad enorme, mientras que los dueños de circos son muy poquitos y bastante uniformes.

Si bien el poder de las combinaciones oligárquicas es muy grande por los recursos que controlan, están  condicionadas por la crisis geopolítica que ellos mismos crearon en la medida de que sus planes en Eurasia no se están cumpliendo como ellos pensaban. La firme reacción de Rusia y China contra sus intentos de doblegar a esos 2 países les está complicando las cosas. La situación interna en EE.UU. con el posible regreso de D. Trump, a quien no pueden todavía neutralizar, se les complica terriblemente.

Sumado a eso, la crisis económica, monetaria y financiera del sector NorOccidental transatlántico y las propuestas de la plutocracia que allí gobierna no ofrecen más que miseria, hambre, guerras, escasez de energía, declinación de la población potencial, etc., etc., todo lo cual genera el rechazo de la mayoría de los países subdesarrollados del mundo tanto de Asia, como de África y América Latina o Iberoamérica.

Es decir que las oligarquías angloamericanas que son la verdadera clase dominante en Argentina a través de sus testaferros y asociados menores locales, no está pasando por un buen momento a nivel mundial. Están muy “estresadas” y se las agarran con los más débiles, intensificando las presiones y exigiendo cada vez más sumisión.

En este contexto, la existencia del factor que podríamos denominar “tozudez Cristina” (porque no se vende ni se rinde), es el principal obstáculo a la madeja de intereses angloamericanos que quieren intensificar la colonización de Argentina para succionar la mayor parte de la posible riqueza minera, petrolera y agroalimentaria que nuestro país pudiera producir en un futuro no tan alejado, evitando que esa potencialidad se acerque a los intereses Brics, por ej.

Desde este punto de vista, la existencia de Cristina es vista como una amenaza a la posibilidad de éxito de esos intereses a predominio angloamericanos y que si la pudieran remover sería mucho más fácil para ellos.

Así que, un saludo a los autores intelectuales del atentado, la mayoría de los cuales son asiduos visitantes a la embajada de EE.UU. y a Ted Cruz.

https://www.cruz.senate.gov/imo/media/doc/cruz_letter_to_blinken_on_cristina_fernandez_de_kirchner_of_argentina.pdf

Ya sabemos a qué atenernos. El anecdotario sobre el autor material no tiene la menor relevancia e importancia.