No olvidemos nunca que la tragedia y el drama se encuentran en los procesos históricos, no en los acontecimientos. Éstos siempre se normalizan y cotidianizan. El horror nazi hubiera pasado como uno más sin Núremberg o el genocido de los 30 mil desaparecidos en Argentina sin las madres de Plaza de Mayo.
Núremberg o las madres son los llamados de atención: "Ehh, escuchen aquí pasó esto, o está pasando esto". Son los que ponen en evidencia (sobreponiéndose a la incomprensión de los normópatas, indiferentes o supuestos "neutrales") la gravedad del proceso histórico que subyace a los acontecimientos.
El líder ruso nos está avisando: "Ehh, ciudadanos de Occidente, sus élites están haciendo esto, mejor que hagan algo, antes de que sea demasiado tarde".
De aquí hasta fin de año o poco después de fin de año, la humanidad pende de un hilo.
"Los hombres en algún momento son dueños de su destino: La culpa, querido Bruto, no está en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos."
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