jueves, 31 de octubre de 2024

Acerca de cómo 2 intelectuales niegan (abstrayéndolo) el factor subjetivo y creativo en la política.

Ver acá entre 5:10 y 20:06.



Este es un viejo problema que parece no cerrarse nunca. Surge y resurge una y otra vez desde, por lo menos, “El manifiesto comunista” de Marx y Engels de 1848. Van 175 años de equívocos.

En el marxismo casi en todas sus variantes, en las corrientes de izquierda en general e, incluso, en algunos sectores identificados con lo nacional-popular, existe la creencia según la cual es la “lucha de clases”, la huelga y/o movilización de masas, las protestas y la militancia activa, la solución misma al problema planteado por las estructuras dominantes.

En otras palabras, no se ve a la parte reactiva de la activación política y social como un síntoma de los problemas que nos plantea la estructura, sino como la solución en desarrollo.

JDP, que no era un intelectual al modo de los dos del video, resolvió eso con mucha más sencillez hace muchísimos años, cuando planteó la diferencia entre la masa reactiva y el pueblo activo. La masa reactiva lucha contra la injusticia (sin rumbo, orientación o liderazgo). El pueblo activo lucha por la construcción de la justicia social, ya con liderazgo.

Los intelectuales del video creen que lo fundamental es lo que sucede en la masa reactiva y, lo demás, o sea, el liderazgo, se dará por añadidura o no.

Y esto lo creen porque no comprenden la dimensión creativa, quizá porque nunca la experimentaron. Creen que todas las posibilidades están dentro de lo visible, de lo conocido. Que no se necesita hacer más que la voluntad de lo ya conocido. Todos los ingredientes están dentro de la ecuación: injusticias > protestas = solución.

Pero, cuando se dan cuenta de que la solución nunca aparece sin un liderazgo, entonces, en ese punto, tienen que borrar con el codo lo que escribieron con la mano y decir que “la solución ya estaba antes del liderazgo”, el movimiento de masas y la lucha ya la preparó.

Y lo que no terminan de entender nunca, los que así piensan, es que la capacidad creativa del liderazgo cambia las cualidades de las masas. Esto sí es lo que entendía perfectamente JDP. Por eso él insistía siempre en que el valor de una organización está dado por la calidad de sus dirigentes.

Sé que es difícil de asumir esto porque implica asumir la incertidumbre de la emergencia de un liderazgo. Qué se le va a hacer (!?). Es lo que enseña la historia. Los pueblos avanzan con líderes a la cabeza. Esa incertidumbre hay que aguantarla, no queda otra. Si no la aguantamos no nos damos lugar a nosotros mismos para poder reconocer la emergencia del liderazgo cuando ocurra.

Hay muchos, incluso los propios compañeros, que están en un estadío peor a este, no se dan cuenta de los efectos que produce el liderazgo ya existente (!). Es como una manía que tienen varios intelectuales y analistas: tienen que reinscribir todo en lo ya conocido, en lo ya sabido, sino no se sienten tranquilos. Pero esto conduce a no percibir las novedades o confundir las rupturas y las continuidades.

Cristina, al querer asumir la dirección del PJ, está intentando una ruptura. Que se dará o no según el éxito que tenga en darle un contenido y una orientación al partido.

Eso, inmediatamente, es percibido por el establishment como una amenaza a sus intereses y sus planes porque, si Cristina tiene éxito, conduce a un aumento de la conciencia popular en una dirección a un futuro gobierno nacional y popular que reconstruya el Estado y la soberanía del país, todo lo cual es una amenaza para el establishment que lo que quiere es que las luchas sigan atomizadas y desconectadas y que no se forme una idea unívoca a favor de las clases populares para regresar al gobierno.

Todos los problemas que genera este paso de Cristina son absolutamente colaterales y no hacen a la esencia de la cuestión sino a egos, cargos, intereses, etc., etc., todas cosas que el establishment quiere y va a realimentar porque dificultan la tarea esencial que se propone Cristina.

martes, 29 de octubre de 2024

El periodismo político y la “interna cristinista” (II).


Decíamos en el post anterior que la manera en que se entiende (o no entiende) el cortocircuito entre K y CFK no capta la profundidad del asunto. Ahora vamos a completar un poco esto.

En efecto, la cuestión central -que es muy difícil de explicar o hacer entender porque no se ve a simple vista- es que el establishment (local-supranacional) tiene identificado claramente como el enemigo a Cristina y opera contra ella en múltiples planos y simultánea y sucesivamente, incluso dentro de la interna peronista.

Esto último habitualmente, tanto histórica como contemporáneamente, no se lo introduce en la ecuación porque el sentido común, los factores ideológicos y los de intereses, lo excluyen a priori. Todo ocurre como si la “interna” o las contradicciones internas no formaran parte de las intenciones y de los objetivos del establishment.

Los militantes más jóvenes y varios no tan jóvenes, por lo general, se dejan llevar y obnubilar por cuestiones ideológicas y de sentido común, sin poder acceder al proceso subyacente, sin importar aquí si están o no del lado correcto.

Por ejemplo, vayamos a un caso histórico más nítido. A López Rega se lo entiende y se lo entendió exclusivamente como elemento de la interna peronista para perseguir a la izquierda peronista. Y nunca se lo entendió como una pantalla del partido militar para seguir operando, por detrás de ese personaje, en condiciones políticas adversas. Perón había logrado neutralizar a un gobierno del partido militar pero no al partido militar mismo y su poder asociado al establishment angloamericano. Perón mismo era conciente de esto, mientras que la mayoría no.

Las internas y las contradicciones no se dan nunca en un vacío de laboratorio. Para usar la palabra que Artemio usa mucho siempre existe una “sobredeterminación”. No se pueden disociar las contradicciones del proceso que las produce. Pero hay que saber entender bien ese proceso.

Así como en aquellos años se creía que López Rega era el dedo de Perón para combatir a la izquierda ahora se creen cosas formalmente parecidas, aunque con otro contenido. Pero ése es el mundo de las apariencias, de los envases, no del contenido real. Cuando podemos ver a través del envase, nos damos cuenta de un montón de cosas.

Las cosas no cambian por el hecho de que los envases o envoltorios sean distintos según cada época histórica. Realmente cambian cuando los procesos subyacentes lo hacen. El mismo proceso puede adoptar mil caras, lo que no significa que el proceso cambie mil veces. Puede ser exactamente el mismo con mil caras diferentes.

Muchos creen que todo consiste en ambiciones individuales y lineales, ya cantadas de antemano. Por ej., “Kicillof es el mejor candidato para presidente en 2027, es obvio”; “Cristina tiene que apoyar a Kicillof”; “si no lo apoya es una caprichosa, lo va a arruinar, bla, bla, bla”; etc., etc. Estas afirmaciones son producto de emociones, primero, y de percepciones espontáneas, luego.

En el trasfondo hay mucho más. Lo que pasa es que hay que pensar mucho para entender y, generalmente, los intelectuales y analistas o periodistas del mismo palo no se dan el tiempo para eso. Están metidos en una vorágine de la que les resulta muy difícil salir.

Mientras no se entienda que Cristina no es una “dirigente más”, no se va a entender mucho, se va a entender muy poco. No hay diferencias solo cuantitativas entre los dirigentes. Hay diferencias cualitativas. Cristina tiene en común con los demás que es una dirigente pero no tiene en común que es una “líder de conjunto”, que es una categoría superior de dirigente.

En tal carácter, representa la potencialidad de impugnación sistémica del establishment y, esto, el establishment lo tiene absolutamente claro. Lo que no lo tienen claro son muchos compañeros. Ningún dirigente excepto ella representa eso.

La decadencia económica y política de los últimos 9 años se debe no a malas decisiones de ella sino a que ella se fue del gobierno el 9/12/2015 y el rumbo fue cambiado. Si ella hubiera continuado, supongamos, la Argentina no se hubiera endeudado, seríamos parte del Brics, y hubiéramos estado construyendo gran cantidad de infraestructura para mejorar la vida del pueblo, la distribución del ingreso no se hubiera tornado regresiva, etc., etc. La situación del pueblo hoy sería mucho mejor que el desastre actual. ¿A quién le cabe duda de esto?

Se podrá decir que el endeudamiento fue a causa de que Cristina eligió a Scioli y, por eso, Macri ganó y pudo hacer lo que hizo. Les recuerdo que la alternativa a Scioli era Randazzo quien se mostraba más evolucionado ideológicamente que Scioli. Pero Randazzo ya vimos dónde terminó y Scioli también. Lo determinante, entonces, no es si son progres o conservadores o moderados. La ideología es el envoltorio y muchos se engañan por eso. Además, Macri ganó por la mínima diferencia en balotaje porque mintió demasiado con un discurso neoliberal progre que engañó hasta varios intelectuales y analistas progre que hablaban de una “derecha moderna” que iba a durar mucho. ¡Si engaño hasta a los intelectuales imagínense al pueblo llano!

Podríamos hablar de lo de Alberto y Massa, pero me parece que no es de mucha utilidad dar argumentos. El camino del infierno está empedrado de “buenos argumentos”.

Lo importante es entender que la existencia del factor Cristina rompe las equivalencias dentro de la clase política en Argentina. Es ella la que puede juntar la fuerza, construir el dispositivo para enfrentar lo que hay que enfrentar que es una tarea enorme.

Todos los demás, incluido Kicillof, están en otros lugares que no les permite encarar la tarea que se necesita. La suma de ambiciones individuales es un juego de suma cero, no genera nada. La combinación de ambiciones no genera nada. La “ambición” de Cristina no es “llegar a un cargo”. Ya los tuvo, llegó a lo máximo que se podía. Y dos veces. La gran causa de ella es poder generar un poder que no solo sea capaz de enfrentar sino de, llegado el momento, construir (un gobierno eficiente y eficaz al servicio del pueblo).

Solo ella puede pensar esto. No hay otra persona que pueda, con las mismas o mejores capacidades que ella, pensar eso. Cuando ella da el primer paso de su movimiento en tal sentido, obvio que genera problemas y contra acciones o reacciones, porque la realidad era distinta antes de ese paso y movimiento.

Pero el primero que reacciona es el establishment utilizando a figuras internas del peronismo de modo indirecto. Esas figuras se dejan llevar inconcientemente porque están movidos no por una idea sino por una ambición.

Esa es la ventaja que tiene Cristina por sobre todos. Ella se mueve según una idea que surge en su mente y, luego, organiza en función de eso. Es decir que ella no responde a “estímulos exteriores” si no a la concepción y ejecución que ella concibe. Este es un trabajo mucho más difícil que el de los que se mueven solo por ambición. Porque Cristina tiene que lidiar con las realidades estratégicas reales, tras las apariencias. Y va a pagar un precio muy caro por eso. La mayoría no lo paga, ella sí porque está dando la pelea real no la imaginaria.

No es tarde para que Kicillof se dé cuenta de estas cosas. Los problemas de los que fue testigo Kicillof durante el gobierno de Alberto Fernández no lo debe llevar a sacar conclusiones apresuradas.

El problema de fondo es que las gestiones de gobierno que logran transformar aspectos importantes de la realidad se basan en la coincidencia entre la figura del o la líder y la del gobernante. Cuando no ocurre así son muy difíciles las transformaciones porque éstas no se logran por mera gestión o administración, hay que poner en juego todo un liderazgo simbólico y práctico para que ocurran.

Por más que Kicillof se vea Presidente a fines del 2027, haciendo una “proyección normal”, donde no ocurran crisis o discontinuidades, va a tener que lidiar con los mismos problemas de siempre. Y no se puede lidiar con eso en forma exitosa con los métodos habituales de los “dirigentes”. Se necesitan métodos de liderazgo, pero hay que ser líder para recurrir a ellos.

sábado, 26 de octubre de 2024

El periodismo político y la “interna cristinista”.

La interpretación habitual del periodismo político, sea explícita o implícita, de la “pelea CFK vs. Kicillof”, es que la ambición de Cristina de decidir discrecionalmente las listas de candidatos perjudica el futuro de Axel K. y su camino a la Presidencia de la Nación. Que es inexplicable tal conducta de Cristina, y cómo es posible que desautorice o confronte, a través de la Cámpora, al mejor candidato que tenemos que es Axel.

Esto es visto así porque solo se reacciona a los acontecimientos del día a día pero no se presta atención al proceso en el que ellos se enmarcan.

Ya se sabe que Cristina no es líder de “conducción” en el sentido en que lo era JDP. Eso significa que, por características de la personalidad de ella, no tiene el talento y las facultades para poder arbitrar entre diversas facciones y poder darle una dirección unívoca al conjunto del movimiento. Pero eso no significa que no sea líder. En mi opinión Cristina es lo que denomino “líder de conjunto” que es una categoría menor a “líder de conducción”. El 99.99% de la dirigencia está en una categoría menor a ambas porque no constituyen liderazgo.

Ahora, por qué digo que Cristina, aún no siendo líder de conducción, siéndolo de “conjunto”, se constituye en la única líder existente en la Argentina.

Primero, porque no existe un líder de conducción desde que falleció JDP. No nació nadie ni existía nadie en aquellos tiempos que tuviera esas capacidades. Y, segundo, nadie, actualmente, fuera de Cristina, tiene las capacidades que ella tiene como “líder de conjunto”.

¿Qué capacidades son esas que tiene Cristina?

La principal es que, especialmente a partir de su segundo mandato (2011), decidió no ceder ante las pretensiones del establishment y seguir gobernando sin perjudicar las condiciones de vida de las clases populares. Esta decisión le valió asumir costos personales enormes en ella y en algunos de sus colaboradores.

Tuvo la valentía de decidir soportar los golpes. ¡Y vaya que los soportó y lo soporta todavía!

El establishment quería que empiece a revertir la distribución del ingreso que había logrado y que metiera a la Argentina en la joda del endeudamiento de nuevo. Pero ella se negó.

Fue la única dirigente, hasta ese momento, desde el fallecimiento de JDP, es decir luego de casi 40 años, que se animó a negarse a las pretensiones fundamentales del establishment. Todos los que la precedieron sucumbieron ante las presiones, disimulándolo.  Pero ella no. No necesitó disimular. Y sostuvo esa decisión hasta el fin de su mandato, a pesar de las difamaciones, law fare, campañas permanentes de provocación, mentiras descaradas, etc., etc.

Esa decisión de no sucumbir a la presión y sostener las consecuencias fue generando una relación de admiración y afecto en amplios círculos sociales, a pesar de todo. Es decir, generó una conexión emocional con una parte relativamente significativa del pueblo. Ningún dirigente, desde la muerte de JDP, había logrado eso. Hubo, antes que ella, varias ilusiones y desilusiones, pero ninguno/a logró conformar ese tipo de conexión emocional con una parte del pueblo. Esta es una característica fundamental del liderazgo que trasciende al mero dirigente.

Este es el capital simbólico de ella que ningún dirigente tiene hasta ahora. No es la jefa por un capricho, porque es “mala onda”, etc., es la jefa por ese capital simbólico nacido de la conexión emocional con una parte del pueblo, nacida, a su vez, por la valentía de no sucumbir a las presiones de gente muy poderosa y haber aguantado estoicamente los golpes.

Esa experiencia fue de ella. Es imposible de transmitir. Pertenece a su entera subjetividad. Y esa experiencia produjo efectos que no se pueden deshacer con una varita mágica. Están allí, en cada una de las personas que sintieron la conexión emocional con ella, sean gente común del pueblo o militantes y politizados.

Hay una suerte de empecinamiento, diría cultural y emocional, en no querer asumir las diferencias cualitativas, especialmente entre intelectuales y analistas, buenos o malos, no pueden identificar con justeza las causas a las que hay que remitir los efectos que se ven.

La causa de la caída catastrófica y el empeoramiento de la distribución del ingreso contra los sectores populares desde 1975/6 fue la muerte de JDP. La causa del empeoramiento de la distribución del ingreso desde 2016/17 fue la ida de CFK del gobierno.

Si no se entiende a cabalidad esto, se van a engañar por cuestiones formales y falsos debates. El factor subjetivo del liderazgo es un activo insustituible para las expectativas y aspiraciones de los sectores populares.

Cristina es una persona como cualquiera, como Axel, Quintela, o quien sea. Pero produce efectos que cualquiera no puede producir. Ella necesita la comprensión de aquellos que no pueden producir esos efectos. No importan acá las características personales de Cristina. A algunos les puede repugnar y a otros no. Esto es una cuestión estética. No quiero decir que no tenga importancia, la tiene, pero, lo fundamental son los efectos que Cristina puede producir, a pesar de todas y cada una de sus imperfecciones como persona.

Esto el establishment lo sabe. Por eso la quiso matar. Saben que es la única que está dispuesta a pagar el precio personal por los intereses de las mayorías populares y por la soberanía del país. Si surgiera otro con ese mismo valor, lo querrían matar también.

El periodismo político debiera alejarse un poco de la “vorágine acontecimiental” porque pierde perspectiva. Los acontecimientos y sus interacciones no se producen en una caja vacía, como bolitas que chocan unas contra otras. La caja está llena de “mareas invisibles” que de alguna forma condicionan a las bolitas.

Hay que cultivar la mente para que aprenda a ver eso invisible, porque con los ojos no se ve. De lo contrario quedamos prisioneros de las pasiones, de las acciones/reacciones, de aquello que es lo inmediato para los sentidos.

Pero necesitamos dirigentes que trasciendan la mera ambición personal, su puro oficio político o la reacción por reflejo. Hay que poder acceder a aquello que realmente gobierna la producción de acontecimientos futuros, para lo cual hay que saber leer bien la historia y el presente.

Y eso tampoco se puede hacer mecánicamente. Hay que poner, aunque sea un pie en el futuro para saber qué pasa en el presente. Este tipo de percepción lo da la intuición y la imaginación. Como decía JDP “hay que ser realista pero con imaginación” porque si no el realismo no nos sirve para nada.

jueves, 17 de octubre de 2024

Lo que produjo el 17/10/45 "no fue el pueblo" (!?).


Pongo el título provocativo solo para enfatizar aquello sobre lo que me gustaría que se prestara atención.

El acontecimiento del 17/10/1945 ocurrió sin que nadie se lo propusiera conciente y voluntariamente, ni siquiera por el mismo en ese entonces Coronel Perón.

Es evidente que JDP luchó entre 1943 y 1945 para despertar los intereses y aspiraciones de las clases trabajadoras. A medida que iba despertando la conciencia obrera iba sintiendo el apoyo de esos sectores, pero no imaginaba en forma concreta que una manifestación de semejante envergadura pudiera, finalmente, desequilibrar la balanza a favor de él y abrir el camino a su presidencia.

Si se dio cuenta de esta última posibilidad todavía no fue ese día en horas de la madrugada cuando lo sacaron de su prisión y lo llevaron al Hospital Militar. Se dio cuenta ya en la Plaza de Mayo, hacia las 11 de la noche, cuando vio a la multitud.

El detonante que movilizó a la multitud fue la prisión del Coronel Perón. Pero lo que creó las condiciones para que la manifestación ocurriera fue la actividad subjetiva especial que desplegó Perón durante el período en el que fue Secretario de Trabajo, un organismo creado por él mismo.

Ese raro Coronel, durante el desempeño de ese cargo, recibió y escuchó a cientos o miles de personas, tomando nota cuidadosamente de sus reclamos, intereses e ideas.

Incluso hizo un sistema clasificatorio de personas que tomaba como base el o los temas que interesaban a esa persona, para lo cual tuvo que confeccionar fichas de cada uno, donde consignaba los asuntos tratados. Cuando se repetían las visitas de la misma persona iba registrando la evolución de los intereses de esa persona y, finalmente, desentrañaba "lo que realmente quería" esa persona.

Uno podría decir: "¿a qué militar se le podía ocurrir semejante cosa?" o, incluso, "a qué persona se le podría ocurrir eso?". Bueno, se le ocurrió a él. Además de crear el organismo de la Secretaría de Trabajo y Previsión y pedir a sus camaradas que lo dejen a él presidir el mismo, después de eso, se le ocurrió clasificar personas. Todas cosas que, a los ojos de la mayoría del resto de los militares que habían tomado el gobierno el 4/6/43, carecían del menor interés y pensaban -por lo menos hasta el 17-10-45- que el Coronel era un chiflado, incluso algunos de sus amigos.

Ahí uno se da cuenta que para el Coronel JDP no regía la lógica de la ambición habitual. Porque, por esta lógica, no se necesitaba tomarse ese trabajo ni hacer esas cosas que él hacía.

El Coronel estaba poseído por una especie de "optimismo de la imaginación", siendo él una persona absolutamente empírica y realista debido a su formación militar.

En algún lugar de su mente sentía que la Argentina "estaba lista" para darle más poder a las clases trabajadoras y mejorar la producción y distribución del ingreso.

Pero, en realidad ese "estaba lista" era una idea de él, una idea que él quería que se haga realidad. Pero no se iba a hacer realidad sola, en forma automática. Al contrario, por los mecanismos del "mercado" y de la división internacional del trabajo de aquel tiempo, se iba a ir hacia todo lo contrario de dar más poder a la clase trabajadora y mejorar la distribución.

De algún modo, JDP, ya en aquellos inicios, era conciente de la necesidad del liderazgo de conducción que va creando los instrumentos de transformación de esa realidad en el sentido que él imaginaba de alguna forma.

Si ocurrió el 17/10/45 y, luego, su presidencia y, luego, los años más felices de los trabajadores y humildes de la Argentina, fue porque a JDP, que era militar, con rango de Coronel en ese momento, se le ocurrió, se le formaron ideas en su mente respecto de hacia dónde podía marchar la Argentina para modernizarse y que su pueblo mejore sus condiciones de vida. Y no solo eso, luego del golpe de Estado del 4 de junio de 1943, tuvo mucha capacidad de ejecución en el sentido de esas ideas que tenía.

Esto es lo esencial que hay que retener para entender por qué se abrieron las posibilidades que se abrieron. Fue el factor subjetivo, fue la mente de una persona y su capacidad de ejecutar y de hacer ejecutar. Eso marcó la diferencia porque abrió la posibilidad de crear lo colectivo-pueblo, superando lo colectivo-masas.

Esta es una constante en la historia de la humanidad. El factor subjetivo-creativo abre las posibilidades para nuevas direcciones y desarrollos que, luego de concretarse, toman forma objetiva, diluyendo u opacando el papel de la subjetividad que le dio origen.

El factor subjetivo actual es CFK. No hay otro. Puede haber buenos o mejores candidatos pero no superan -ni siquiera igualan- sus capacidades subjetivas.

Lamentable o felizmente, seguimos dependiendo por ahora, de la capacidad creativa de Cristina para abrir otras posibilidades que nos puedan conducir a la futura y rápida reconstrucción de la soberanía nacional en todos los órdenes y la integración y cooperación internacional con todos los países que quieren desarrollarse y mejorar las condiciones y calidad de vida de sus pueblos.

Si hay alguien mejor que ella que pase al frente, pero no porque diga “yo soy mejor”, sino porque logre transformaciones en la realidad que lo pongan al frente de forma natural. Y esta exigencia vale para Cristina misma, porque su liderazgo de conjunto depende de su capacidad creativa para transformar.