Así como la influencia de las cosas y las personas no son
absolutas sino que dependen de la propia mentalidad y de cómo uno las conciba y
las perciba, lo mismo ocurre con las cuestiones económicas y políticas.
Cuando se dice "el acuerdo con el FMI va a condicionar
por 10 o 20 años al país", se está suponiendo que el país es como una
fotografía del presente proyectada de aquí a 10 o 20 años. Como si no hubiera
dinámica o cambio en esto.
Eso es una visión implícita muy pesimista puesto que, bajo
ese supuesto, a lo mal que estamos se le agrega el mal que va a provocar la
influencia del FMI.
Una visión más optimista sería esta: el gobierno Argentino
puede tomar medidas que están fuera de las incumbencias alcanzadas por el
acuerdo con el FMI.
¿Qué medidas podrían ser éstas?.
Por ej. la estatización de Vicentín y el pago de la deuda a
sus acreedores. Otra medida podría ser la nacionalización de los depósitos
bancarios, lo que implicaría que los Bancos no pueden comprar más letras del
BCRA.
Se me ocurren otras medidas sobre las que el FMI no podrá
decir nada porque no violarían el acuerdo, como por ej. todo lo que tiene que
ver con la fiscalización física del comercio exterior y la profundización de
los controles cambiarios y de precios.
Es decir que Argentina puede echar mano de un repertorio de
herramientas tendientes a lograr el objetivo de minimizar la fuga de capitales,
la evasión y la especulación financiera, lo que redundará en la captación de
más dólares provenientes de los sectores de ingresos internacionalizados.
Con los recursos que se pueden recuperar así, en tres o
cuatro años se finiquita el problema del FMI, incluso sin necesidad de años de
gracia y sin afectar los ingresos de los asalariados y jubilados.
Lo que estoy proponiendo es que se pague al FMI con los
recursos que habitualmente se fugan, día a día, mes a mes, año a año. Porque en
la Argentina la fuga no es cosa solo de las crisis, es en los tiempos “normales”
también, incluido con el cepo cambiario. En las crisis solo se acentúa,
pudiendo llegar a duplicarse. La fuga “normal” detectable y “no detectable” es
de unos 1.000 millones de U$S al mes. Y la fuga en las crisis es el doble de
eso o más.
No podemos contener el ahorro total de los argentinos porque
es una economía que es como un barril lleno de agujeros, lo que se ha
naturalizado desde la década del 80’ por lo menos. Esto ocurrió por el
apartamiento del Estado del control del sistema monetario y financiero y el
comercio exterior. Eso comenzó con Martínez de Hoz durante la dictadura
temprana (1976/77, Ley de entidades financieras, derogación leyes de
nacionalización de los depósitos, eliminación de controles sobre comercio
interior y exterior, etc.) y se profundizó durante el menemismo.
La influencia que tendría un acuerdo con el FMI es muy
dañina si seguimos con el barril lleno de agujeros, pero no lo sería si los
tapamos y usamos los recursos que así se junten para deshacernos del FMI en 40
meses (sin necesidad de recurrir a los años de gracia).
De esta forma se podría lograr la continuación en el
gobierno del mismo espacio político a partir de 2024 y, una vez, cumplido el
acuerdo hacia 2025, todos los recursos que se junten podrían ponerse al
servicio de mejorar las condiciones de vida del 40% de la población argentina
que está pasándola muy mal.
La decisión de tapar los agujeros del barril todavía nos pertenece.
Es una cuestión de coraje y tenacidad en la prosecución de los objetivos de
bienestar general y justicia social.