sábado, 2 de septiembre de 2023

En el caso poco probable (aunque posible) de ganar Milei, ¿cuál será el “incendio del Reichstag” a lo argentino?.

Venimos formulando –persistentemente- la hipótesis según la cual las oligarquías globales, combinadas y/o en conflicto, recurren al expediente político del cambio de régimen dentro del repertorio “neofascista”, en condiciones de crisis sistémica de las formas económicas, monetarias, financieras y geopolíticas conocidas, a fin de evitar que la salida de la misma sean alternativas nacionales y soberanas en cooperación.

Esas oligarquías ven el cambio de régimen al neofascismo como una forma de debilitar estratégicamente a los que ellas creen son sus adversarios potenciales y/o reales y de mantener la hegemonía luego de patear el tablero. Las consecuencias usuales de esos cambios de régimen pueden ser guerras y represión, basadas en la creación de enemigos internos y/o externos, además de las económicas, financieras y monetarias.

Según la magnitud del cambio de régimen que desean, necesitan un detonante o un hecho lo suficientemente impactante como para que se les facilite a posteriori la legitimidad ante la opinión pública que el nuevo régimen necesita.

Por ejemplo, en EE.UU. los ataques con aviones a las Torres Gemelas y al Pentágono en el 2001, posibilitaron posteriormente la derogación práctica con las “leyes patriotas” de secciones enteras de la Constitución estadounidense referida a los derechos y garantías individuales.

Luego de esos atentados siguió la intervención en Afganistán y un aumento considerable del tráfico de opio cuando la provincia de Helmand quedó bajo control de los británicos, la guerra de Irak y su destrucción y el asesinato judicial de su gobernante (Sadam H), la destrucción de Siria y de Libia y el asesinato (no judicial) de su líder (Gadafi) y el golpe de Estado en Ucrania, la dictadura de partido único allí “justificada” por la guerra actual.

El pretexto fue el terrorismo del cuco Osama Bin Laden, las armas “qúimicas” de Sadam (jamás encontradas) y, también, aunque parezca chiste, la “intervención humanitaria”, doctrina inventada por Blair, primer ministro “progre” de Inglaterra.

Si nos remontamos más atrás en la historia, el incendio del Reichstag (fines de febrero de 1933) facilitó la legitimación del cambio de régimen de Hitler (nombrado canciller el 30/1/33 luego de perder 2 millones de votos en la última elección de fines de 1932) con el plebiscito de una semana después (principios de marzo de 1933), donde sí ganó la elección, en el contexto de una dictadura incipiente y persecución de opositores.

Luego de eso, vinieron 6 años de rearme de Alemania ayudada por el Banco Central de Inglaterra (Montagú Norman) y sus socios en Alemania (Hjalmar Schacht) y en EE.UU. (Prescott Bush abuelo, Harriman) quienes financiaron a F. Thyssen, quien, a su vez, financió a Hitler.

El caso de Mussolini fue parecido, el gobierno de su majestad británico le pagaba un sueldo semanal desde muy temprano.

Todo esto a mucha gente le puede parecer como “teoría de la conspiración”, pero fue publicado en medios como Infobae, La Nación, Ámbito Financiero, entre otros. En algunos casos los medios publican bajo el rótulo de “polémico” pero la información real está disponible desde hace muchísimo tiempo.

Para su ilustración pueden ver estos links:

https://www.infobae.com/2004/09/25/141860-polemico-articulo-periodistico-vincula-bush-los-nazis/

https://www.ambito.com/mundo/investigacion-asegura-que-mussolini-fue-espia-britanico-italia-n3587451

https://actualidad.rt.com/actualidad/452593-eeuu-reino-patrocinio-alemania-nazi-guerra

El Presidente de Rusia V. Putin, hace no mucho, en un extenso artículo, indicó la complicidad angloamericana con Hitler.

Todo esto indica que los cambios de régimen no son un asunto meramente local, son asuntos globales, en el sentido estricto de que son fuerzas sociales del “ecosistema” financiero que trasciende las fronteras de los países. El oligarquismo siempre tuvo un tejido globalista, imperialista. Esto no es de ahora, viene de siglos y siglos.

Los cambios de régimen mencionados precedentemente se manifestaron localmente pero son producidos en forma global y tienen repercusiones globales. Condujeron a guerras mundiales o a cambios geopolíticos que tienen la potencialidad de conducir a guerras mundiales.

También existen cambios de régimen a niveles locales cuyas repercusiones no tienen ese alcance mundial, pero no significa eso que sean asuntos meramente locales. Estos cambios de régimen menores se eslabonan con los otros mayores.

En el caso argentino, por ej., el cambio de régimen que se produjo a partir del golpe de marzo de 1976 y la dictadura subsiguiente, tuvo como antecedente la hiperinflación del Rodrigazo, la violencia político-ideológica y la represión a la guerrilla, en un escenario signado por la pérdida del rumbo ocasionado por la muerte de JDP. Los instigadores civiles y del mundo de las finanzas de ese golpe querían un régimen de apertura comercial y financiera que se adapte a la etapa especulativa posterior al desacople del dólar y el oro (agosto/1971, Nixon), petrodólares y tipos de cambio flotantes (conferencias monetarias Rambouillet de 1975). Con Martínez de Hoz se logró esa adaptación.

El otro cambio de régimen fue el de la convertibilidad (1991-2001), antecedido por las hiperinflaciones de 1989/90. El objetivo de los instigadores de ese régimen era desmontar toda capacidad económica del Estado y mecanismos de control a fin de adaptar el país a otra nueva etapa especulativa del sistema financiero internacional luego de la crisis financiera de 1987 y ascenso de Greenspan como presidente de la RF en EE.UU. y el fin del sistema soviético.

Estos cambios de régimen políticos, económicos, monetarios y financieros, lo que hacen es desarmar el escenario que encuentran y armar uno nuevo. Pero como al desarmar el escenario antiguo se van a producir muchas protestas, necesitan eventos legitimadores que amortigüen y logren, por lo menos, el apoyo tácito de una parte de la ciudadanía, aunque sea por omisión de quejarse.

Entonces, en este punto, los instigadores del cambio de régimen necesitan 2 escenarios:

1) La desintegración desde adentro del régimen que quieren cambiar (parecido a 1975), o, en su defecto,

2) La producción de un evento impactante a modo de detonante.

Si Massa, Cristina y el K, logran llegar vivos al balotaje y si las encuestas dan probabilidad de ganar en el balotaje, es bastante probable que los instigadores del cambio de régimen por el cual Milei va a dar la cara, no se resignen a perder y prepararen un evento impactante, que podría ocurrir poco antes o después de las elecciones de octubre.