jueves, 15 de diciembre de 2022

Hablemos crudamente, a calzón quitado.

El factor Cristina más bien incide en evitar que el proceso de gobierno sea peor.

Si ella no existiera, todo sería un "neomenemismo" ridículo y anacrónico (con Kulfas y Guzman incluidos o personajes similares).

Cristina es la única persona en el país que no solo ya hizo sacrificios personales enormes sino que está dispuesta a seguir haciéndolo, aunque ahora no parezca. No se puede modificar ni transformar nada sin pagar el precio. Éste suele ser muy alto.

El problema está en las bases, no en la superestructura.

No existen la cantidad suficiente de cuadros auxiliares intermedios lo suficientemente concientes como para enderezar los vicios espontáneos que surgen por doquier en la militancia de base que no ayuda en absoluto a Cristina por más que digan quererla. Una cosa son las emociones y otra cómo cada uno conduce su propia práctica política. Entiendo que los militantes y referentes de base tengan ambiciones personales (aunque sean pequeñas), pero no se debe ver y sentir al compañero de al lado como un rival o amenaza.

Estas conductas a nivel micro son un verdadero cáncer que desgasta e impide el crecimiento dinámico de las organizaciones políticas.

La verdadera política transformadora es la que hace entender al pueblo el pensamiento de la líder ayudándola a que cada vez más voluntades caminen para el lado que ella marca.

Pero parece ser que usamos a Cristina como un personaje bueno de telenovela. Solo para deleitarnos o emocionarnos cuando habla.

La verdadera política nacional y popular no está al servicio de nuestras necesidades subjetivas (ni de nuestras luchas de ego) sino de ayudar a encuadrar la mayor cantidad de voluntades posible, porque el enemigo que hay que enfrentar es mucho peor que todos los personajes locales que nos parecen repugnantes.

Hay que enfrentar a una combinación de intereses oligárquicos que no son argentinos, son de un Imperio. Esos intereses usan a los personajes locales como armas para impedir que se forme una voluntad colectiva nacional y popular lo suficientemente grande como para que un gobierno nuevo pueda tomar desde el comienzo las medidas contundentes que hacen falta para mejorar las condiciones materiales y espirituales de unas 20 millones de personas.

Nosotros tenemos que impedir que ellos logren eso. Por lo tanto, tenemos que formar una mayoría que aglutine a todo el electorado que queda por fuera de lo que ellos manejan. Si ellos logran mover al 40% de la población, nosotros tenemos que mover al 60% restante, porque no se trata de ganarle a Macri, P. Bullrich o Milei, sino a un Imperio “global” que, ahora, pretende fracturar al mundo en dos partes enfrentadas (Oriente vs. Occidente y viceversa).

A nivel mundial, ellos pueden mover a unas 1.000 millones de personas de unas 2.000 y pico de millones que viven en los países que controlan en distintos continentes. (Europa Occidental y parte de la Oriental, América del Norte y algunos países de A.L., Asia y Oceanía). Pero hay en el mundo 6.000 o 7.000 millones de personas más que eso que no están de acuerdo en absoluto con la dirección catastrófica que lleva el mundo de la mano de las oligarquías occidentales (a predominio angloamericanas).

Nuestro deber como peronistas, patriotas y defensores de nuestra soberanía y la de todos los pueblos del mundo es luchar para aglutinar al 60% de la población argentina, para quitarle peso cuantitativo relativo a las masas que mueven las oligarquías y aumentar el propio.

Como decía JDP los errores se corrigen con aciertos, pero los vicios con virtudes.

Las organizaciones valen por la calidad de sus dirigentes. Mejor que éstos se empiecen a dar cuenta de los vicios que hay en las bases y ayuden de una vez a subsanarlos mostrando sus propias virtudes como ejemplo. Si el referente o el dirigente es el que tiene estos vicios, peor aún, por más buenas que sean sus bases.

Si no nos ocupamos de estos problemas, por más que digamos que ayudamos o estamos con Cristina en realidad ni la ayudamos ni estamos con ella, solo lavaremos nuestra conciencia.

jueves, 8 de diciembre de 2022

Tomás Méndez: "Héctor Magnetto es Dios".

 Ver minuto 25' aquí:

Siento contradecir al lúcido periodista, pero Héctor Magnetto NO es Dios. 

El problema es que siempre vemos a cuántos tiene en el bolsillo Magnetto, pero nunca vemos en el bolsillo de quién está él mismo.

Hay una razón estructural para que suceda así.

No conviene que los lacayos manipulados vean los hilos que, desde instancias superiores, mueven a los lacayos manipuladores. Si sucediera eso, carecerían de autoridad y capacidad de control.

Si Magnetto se corriera 1 mm de su lugar y función y dejara de perseguir a CFK, él mismo sería anulado o suprimido por medios legales, pseudolegales o directamente mafiosos.

Basta que alguien más o menos importante relacionado a la City de Londres o Wall Street haga una llamada y le baje el pulgar, Magnetto se acabó. En esa larga cadena de poder todos le temen a alguien, pero los temerosos de a pie o con poco rango no saben a quién le temen los de arriba.

Un Dios, por definición, no puede temer a nadie.

¿Se dan cuenta por qué no tiene ningún sentido focalizarse en Magnetto y sus secuaces?.

Sus secuaces son absolutamente mediocres, insustanciales, faltos de inteligencia, inmorales, etc., etc. 

Uno se preguntará ¿y por qué tienen tanto "éxito"?.

Primero, es un "éxito táctico en una situación estratégica falsa", como diría JDP. Segundo, solo está basado en la capacidad de control, coacción, coerción y explotación de las debilidades humanas. Es solo la fuerza que da el poder y casi nada de habilidad.

Dejemos de idealizar, sea para bien o para mal.

Cuando alguien tiene un poder prestado, entonces solo parece que tiene poder pero no lo tiene, porque, en realidad, el poder viene de otro lugar. Es como cuando alguien tiene mucho dinero porque recibió un préstamo. El que tiene mucho dinero es el prestamista. Con el poder político o ideológico sucede igual.

Para los compañeros que a estas horas están pensando que está todo acabado y se dejan ganar por el pesimismo, les digo que la importancia simbólica de Cristina puede aumentar enormemente y que el "éxito" del lawfare (geopolítica de guerra en su variante judicial) del establishment se da en un contexto global que es un tembladeral para todo el mundo, especialmente, para las "élites" de Occidente, a causa de la geopolítica de guerra en Ucrania, la crisis energética inducida, la crisis alimentaria, financiera, etc., etc.

Si esas élites se desmoronan (lo cual puede aumentar su peligrosidad en el corto plazo) en los próximos meses o se fracturan internamente, los payasos locales se van a quedar en ascuas, sin instrucciones, no van a saber qué hacer. Y, en esa eventualidad, con un poco más de lucidez de la compañera Cristina las chances y perspectivas del movimiento nacional y popular pueden mejorar grandemente. 

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Por qué Cristina debería ocultar sus emociones (II) y los chats de la "mafia".

Ya había dicho acá:

https://oti-blog.blogspot.com/2021/03/por-que-cristina-deberia-ocultar-sus.html

que Cristina debería lograr poder desprenderse de la carga emocional que la embarga en las especiales circunstancias que está obligada a padecer.

Entiendo que es la líder que paga el precio personal por lo que denomino su "obstinación estratégica", que es lo más lúcido que tiene nuestro querido país en este momento. Si no fuera por la existencia del factor CFK, las componendas, contubernios, negociados y decadencia moral y espiritual de los sirvientes de cuarta y quinta clase de la clase dominante, pasarían desapercibidos. Ocurriría algo parecido a la década de los '90 pero, ni siquiera, sin la zanahoria para el burro como sí había en aquellas épocas.

La razón es que la mezcla de enojo e indignación que embarga a Cristina le da una importancia a sus perseguidores que no tienen. Los coloca en un estatus mucho más grande que lo que en realidad tienen.

En los mismos chats que revela entre los integrantes del grupo "mafioso", se trasluce que se trata de personas superficiales, frívolas y con una inteligencia muy limitada. No podía ser de otra manera puesto que los verdaderos amos de esas personas necesitan gente así, que sean fáciles de manipular. Personas serias, profundas, inteligentes y responsables muy difícilmente se prestarían a una manipulación tan berreta.

Debido a la emocionalidad de Cristina ella misma pierde de vista que los autores intelectuales que quieren anularla y/o suprimirla no se hallan entre nosotros. No viven en Bs. As., ni en Lago Escondido. Probablemente vivan en Londres y/o la 5ta. Av. de N. York. Quizá pasen la mayor parte de su tiempo en yates muy grandes y/o aviones privados.

Todos esos mafiositos de jueces, fiscales, agentes de inteligencia, etc., son lacayos de lacayos de lacayos de lacayos. No tienen absolutamente ningún nivel obviamente ni moral, pero tampoco intelectual o cultural. Algunos conocerán su oficio un poco mejor que otros, pero son personas absolutamente anodinas, insubstanciales, narcisistas al servicios de otros más narcisistas que ellos. Se sienten "importantes" cuando alguien que ven como "poderoso" (por ej. Lewis) les palmea los hombros.

Cristina debería tomar más conciencia de la insustancialidad de las personalidades que la molestan, que no hacen nada por cuenta propia, todo lo tienen que consultar con otros, porque ni siquiera son eficaces en lo que hacen.

Pensando con frialdad, que Cristina vaya presa conviene al movimiento nacional y popular. Acrecentaría enormemente su prestigio no solo a nivel local sino internacional. Se generaría una atención internacional sobre Argentina y las repercusiones serían mayores que las que ocurrieron cuando Lula estuvo preso en Brasil.

Es probable que un porcentual significativo del sector de "indiferentes", "independientes" o volátiles considere que la prisión de Cristina es injusta y haga un voto castigo a la oposición el año que viene que va a celebrar dicha prisión.

Todo lo que está haciendo Cristina para defenderse de sus acusadores lo que logra es la empatía de la parte que ya la quiere. Pero Cristina bien sabe que su trabajo debe ser sumar la mayor cantidad de voluntades posible contra el contubernio que se le opone. Y para eso se necesitan otra clase de emociones, aparte del enojo y la indignación.

La verdadera clase dominante global o supranacional a predominio angloamericana (de la cual dependen todos los payasos locales) está en un proceso histórico de desmoronamiento porque la realidad no le responde como ellos creían. El sistema monetario y financiero que rigen está desintegrándose a pasos cada vez más grandes, lo cual debilita cada vez más su poder e influencia y facilita tenencias hacia la disrupción (fractura interna en las "elites" globales) o a la profundización de la guerra mundial, incluso nuclear.

Argentina es una leve onda en este mundo al borde del desastre o de algo maravilloso, quizás un renacimiento, como siempre ocurre en la historia. Necesitamos que las ideas estratégicas que se personifican en Cristina (libre o presa e inhabilitada) cada vez las comprendan un mayor número de personas y auxiliares para fromar un movimiento que logre superar el 60% de los votos el año que viene. Y llamar a la unidad nacional a partir de allí.

A las personas de la oposición hay que tratarlas con respeto y paciencia, muchas de ellas pueden ser valiosas. Pero incluso a los energúmenos hay que tratarlos con respeto. Hay que ser inteligentes y pacientes porque el caos y la decadencia nunca favorecen a los pueblos.

Hay que dejar de recordarles a los que apoyaron lo que hizo Macri durante su presidencia. Los legisladores no tienen la culpa del endeudamiento de Macri. Eso no pasó por el Congreso en su momento.

La gente más conciente tiene que educar a la menos conciente, no hace falta achacar nada a nadie. Solo se necesita amor al pueblo y trabajar incansablemente por su bienestar material y espiritual.

Yo sé que muchas veces somos víctimas de acusaciones absolutamente descabelladas e injustas, pero incluso con esos acusadores hay que ser indulgentes. Porque de lo que se trata no es de una lucha de egos, sino de una lucha por la grandeza de nuestra patria y la felicidad de nuestro pueblo.