Ver acá entre 5:10 y 20:06.
Este es un viejo problema que parece no cerrarse nunca. Surge y resurge una y otra vez desde, por lo menos, “El manifiesto comunista” de Marx y Engels de 1848. Van 175 años de equívocos.
En el marxismo casi en todas sus variantes, en las corrientes de izquierda en general e, incluso, en algunos sectores identificados con lo nacional-popular, existe la creencia según la cual es la “lucha de clases”, la huelga y/o movilización de masas, las protestas y la militancia activa, la solución misma al problema planteado por las estructuras dominantes.
En otras palabras, no se ve a la parte reactiva de la activación política y social como un síntoma de los problemas que nos plantea la estructura, sino como la solución en desarrollo.
JDP, que no era un intelectual al modo de los dos del video, resolvió eso con mucha más sencillez hace muchísimos años, cuando planteó la diferencia entre la masa reactiva y el pueblo activo. La masa reactiva lucha contra la injusticia (sin rumbo, orientación o liderazgo). El pueblo activo lucha por la construcción de la justicia social, ya con liderazgo.
Los intelectuales del video creen que lo fundamental es lo que sucede en la masa reactiva y, lo demás, o sea, el liderazgo, se dará por añadidura o no.
Y esto lo creen porque no comprenden la dimensión creativa, quizá porque nunca la experimentaron. Creen que todas las posibilidades están dentro de lo visible, de lo conocido. Que no se necesita hacer más que la voluntad de lo ya conocido. Todos los ingredientes están dentro de la ecuación: injusticias > protestas = solución.
Pero, cuando se dan cuenta de que la solución nunca aparece sin un liderazgo, entonces, en ese punto, tienen que borrar con el codo lo que escribieron con la mano y decir que “la solución ya estaba antes del liderazgo”, el movimiento de masas y la lucha ya la preparó.
Y lo que no terminan de entender nunca, los que así piensan, es que la capacidad creativa del liderazgo cambia las cualidades de las masas. Esto sí es lo que entendía perfectamente JDP. Por eso él insistía siempre en que el valor de una organización está dado por la calidad de sus dirigentes.
Sé que es difícil de asumir esto porque implica asumir la incertidumbre de la
emergencia de un liderazgo. Qué se le va a hacer (!?). Es lo que enseña la
historia. Los pueblos avanzan con líderes a la cabeza. Esa incertidumbre hay
que aguantarla, no queda otra. Si no la aguantamos no nos damos lugar a
nosotros mismos para poder reconocer la emergencia del liderazgo cuando ocurra.
Hay muchos, incluso los propios compañeros, que están en un estadío peor a este, no se dan cuenta de los efectos que produce el liderazgo ya existente (!). Es como una manía que tienen varios intelectuales y analistas: tienen que reinscribir todo en lo ya conocido, en lo ya sabido, sino no se sienten tranquilos. Pero esto conduce a no percibir las novedades o confundir las rupturas y las continuidades.
Cristina, al querer asumir la dirección del PJ, está intentando una ruptura. Que se dará o no según el éxito que tenga en darle un contenido y una orientación al partido.
Eso, inmediatamente, es percibido por el establishment como una amenaza a sus intereses y sus planes porque, si Cristina tiene éxito, conduce a un aumento de la conciencia popular en una dirección a un futuro gobierno nacional y popular que reconstruya el Estado y la soberanía del país, todo lo cual es una amenaza para el establishment que lo que quiere es que las luchas sigan atomizadas y desconectadas y que no se forme una idea unívoca a favor de las clases populares para regresar al gobierno.
Todos los problemas que genera este paso de Cristina son absolutamente colaterales y no hacen a la esencia de la cuestión sino a egos, cargos, intereses, etc., etc., todas cosas que el establishment quiere y va a realimentar porque dificultan la tarea esencial que se propone Cristina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario