viernes, 19 de julio de 2024

Sofismos generados por la contaminación e instilación de la doctrina geopolítica angloamericana y el problema de los intelectuales.

1) “Rusia invadió a Ucrania, ergo, es el agresor y el que inició la guerra”.

Si a Ud. viene alguien y lo ataca, primero trata de esquivar y luego reacciona para tratar de neutralizar al atacante, en esa tarea va a tener que tirar alguna trompada. Supóngase que su atacante tiene un cómplice que es periodista que está a unos metros de donde se desarrolla la escena, y ese periodista le saca una foto justo cuando Ud. tira la trompada y, al día siguiente, la publica diciendo que Ud. es un agresor. Le dicen a 2.000 millones de personas que Ud. es un agresor cuando se estaba defendiendo de un ataque.

Luego, imagínese que Ud. es Rusia.

Pero la realidad es mucho peor que el escenario de la suposición precedente. Porque Rusia sabía que se estaba organizando el ataque a los territorios de población rusa en el Sudeste de Ucrania desde el 2014, año del golpe de Estado en Ucrania patrocinado por EE.UU. e Inglaterra. Rusia estuvo 8 años tratando de atajar los innumerables ataques a los pueblos de esas regiones que no acataron el golpe de Estado, y trató de llegar a una situación estable por medio de los acuerdos de Minsk. Merkel, una de las garantes de los acuerdos hace poco confesaría que se estuvo engañando a Rusia para ganar tiempo para que la OTAN pueda armar a Ucrania.

La táctica geopolítica es que la provocación quede más o menos encubierta y en la penumbra. Esto lo garantizan los medios de información que durante 8 años estuvieron escondiendo las masacres de civiles en el Donbas. Por su parte, la reacción a la provocación es publicada en todas partes en una campaña de acción psicológica. Esa táctica es parte de una estrategia geopolítica que es el “cambio de régimen” en los países díscolos que tienen liderazgos que intentan liberarse de lo que JDP llamaba “férula imperialista”.

2) “Hay que respetar el principio de integridad territorial de Ucrania”.

Un principio tal es para un pueblo, no es un fin en sí mismo. Los principios se respetan para garantizar el bienestar de un pueblo. Si la “integridad territorial” se convierte en una forma de encubrir y garantizar el genocidio y la represión física y cultural de una porción significativa de un pueblo, deja de servir al principio superior del bienestar del pueblo, es decir, deja de ser un principio para convertirse en un medio de sojuzgamiento y arbitrariedad.

Por eso, es una tontería sofista hablar de la “contradicción entre el principio de integridad territorial y autodeterminación del pueblo”, no hay ninguna contradicción porque no se vuelve uno contra el otro, sino que se usa uno como pretexto contra el otro. Al usarse así, el principio deja de ser tal, porque un principio no puede violarse a sí mismo, no puede ser un fin en sí mismo, ignorando al principio superior al que responde.

Esto me hace acordar cuando le discutían a Perón el “principio de neutralidad” histórico de Argentina. Perón les decía a los impugnadores de la decisión de declarar la guerra a Alemania, un mes antes del suicidio de Hitler (declaración sin repercusión práctica militar alguna), que el principio de neutralidad se hizo para salvaguardar los intereses de la Nación, no era un fin en sí mismo.

También me hace recordar cuando en 1955 los oficiales leales a Perón le aconsejaron a él que hiciera aplicar la justicia militar, con ejecuciones y fusilamiento de los sublevados. Perón les dijo que la Constitución y las leyes se hicieron para la Nación, ésta no es para la Constitución y las leyes. Que el valor superior que había que defender es la Nación misma, o sea al pueblo, evitándoles perjuicios y sufrimientos materiales y espirituales.

Como puede apreciarse, JDP siempre estaba pensando en el bienestar del pueblo, en evitarle perjuicios y sufrimientos. Todo lo demás está subordinado a eso.

3) “La última expansión de la OTAN responde a los temores que tienen los países al poderío militar ruso”.

El supuesto aquí es que esos “temores” son de países soberanos que “solicitan” la incorporación a la OTAN libres de todo condicionamiento y presión.

Suecia y Finlandia, por ej., son países que sucumbieron a las presiones tremendas de los personeros de las estructuras de la OTAN y del sistema angloamericano. Es una ingenuidad lindando con el ridículo pensar que se trató de acuerdos de caballeros de países soberanos con otros caballeros de países soberanos de la OTAN.

Es obvio que ese trasfondo en el que la “férula imperialista” doblega 2 siglos de tradición neutral de gobiernos en un determinado país, no puede presentarse a la opinión pública así. Sería una indecencia. Tienen que armar el espectáculo de la sofistería. Entonces dicen: “Suecia solicitó ...”; “Finlandia preocupada por su seguridad pidió ...”; etc.; etc. Lo que me cuesta entender es cómo hay gente que se autopercibe como peronista, se cree esta superchería. Perón se pasó toda la vida desenmascarando las supercherías.

Ese supuesto “temor” de esos países, a partir de ahora, se va a ir haciendo realidad porque Rusia, ante la situación creada en el Norte de Europa con la OTAN, va a crear nuevas divisiones de su ejército y colocará infraestructura con misiles que apuntarán a Suecia y Finlandia. Cosas que nunca se les hubiera ocurrido a los rusos hacer antes de que esos países “se preocuparan por su propia seguridad”.

El problema que tienen demasiados analistas e intelectuales es que, por las costumbres y hábitos de su formación intelectual, componen la realidad como un “collage”, tratando de compaginar lo que leyeron allí, allá, acá, más allá, etc.

La imagen que resulta solo parece coherente si se parte de axiomas y postulados arbitrarios, sino no. Si uno por medio de ideas-hipótesis va profundizando se va dando cuenta que no hay tal collage, que eso es una apariencia, que no resiste a la indagación más profunda.

Pero como esa indagación requiere mucha más concentración, energía y un grado de aceptación de la propia subjetividad que arriesga ideas e hipótesis, se desiste rápidamente y se recurre enseguida al collage, tomar de allí, de acá, etc., dándole a todo una pátina según el axioma y postulado de predilección.

No se puede defender lo colectivo, lo popular, lo nacional, si negamos nuestra propia subjetividad al disolvernos o confundirnos con discursos de otros, sean dominantes, contrahegemónicos, o los que sean.

Las soluciones residen en las mentes y los corazones de las personas, de los individuos. Sin esas soluciones el colectivo no se puede formar más que en modo reactivo, de “masas”, no de pueblo.

La transformación de la masa en pueblo, como pensaba JDP, necesita de individuos que pongan en juego su propio criterio, su creatividad educada y cultivada.

El origen de las mejores doctrinas e ideologías y teorías científicas reside en eso, no es más que una proyección más o menos organizada y objetivada de ese factor subjetivo.

Pero ese factor subjetivo no debe desaparecer nunca, ni puede ser reemplazado nunca por doctrina, teoría o ideología alguna.

En todos los “marcos teóricos” tarde o temprano se presentan problemas, porque son finitos y la realidad parece que no, es infinita y dinámica. Cuando esos problemas se presenten no existirá un marco teórico previo que los resolverán. Habrá que crear otro y, para eso, volver a hacer funcionar la “usina” de nuestra mente.

Así como no existe una comida de un día que nos ahorre usar la boca todos los días, sino que debemos usar la boca para comer todos los días, lo mismo ocurre con la mente, debemos usarla todos los días, no hay una doctrina fija que nos ahorre el trabajo de pensar, o, a lo sumo, si la hay, es por un tiempo bastante transitorio.

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