domingo, 7 de julio de 2024

Ejemplo concreto del significado de colonización oligárquica de un gobierno y de un Estado.

Luego del debate de hace pocos días en EE.UU. entre Trump y Biden, en algunos círculos se planteó la cuestión de quién gobierna verdaderamente a ese país. 

Obviamente, del lado del establishment oligárquico y los voceros de la camarilla hegemónica (Washington Post, The New York Times, Financial Times, etc.,) la preocupación es que, con un soldado en las condiciones en que está Biden, no se va a poder impedir que Trump llegue a la presidencia.

Pero, para algunos de los que están enfrente de ese lado, se preguntan, no desde el punto de vista abstracto o teórico, sino de modo bien concreto: ¿qué persona está tomando las decisiones de todos los días y que el Presidente no puede tomar dado su precario estado de salud mental el que, en la medida en que está "obligado" a desempeñar su papel, continúa agravándose cada vez más?

Hay un interesante artículo de un periodista galardonado que se llama Seymour Hersh, aquí:

Seymour Hersh (substack.com)

Allí surge un nombre concreto: “Tom” Donilon.

¿Quién es él?

Parece ser éste:

ThomasDonilon | BlackRock

Ahora se entiende lo concreto del enunciado "colonización oligárquica del Estado y gobierno estadounidense"?

Que un país sea grande o una potencia económica o militar no significa que sea soberano, que tenga independencia. No tiene nada que ver el tamaño e importancia relativa de un país con su estatus en lo relativo a la soberanía real.

Como dijo Cristina más de una vez -y no se le da bola y no se sacan las conclusiones correctas- el poder real es superior a la presidencia y no se expone, no está sometido al desgaste que supone la exposición a la opinión pública.

Este tipo de colonización oligárquica no se da solo en el sistema político, sino también en el económico, cultural, monetario, financiero, ni hablar en los medios de comunicación masivos.

Como dije en alguna ocasión al usar la metáfora del iceberg, que tiene la mayor parte oculta, sumergida, y una mucha menor parte visible, la realidad política, social y económica suele ser así.

Por eso el exceso de información centrada solo en la parte visible lo que termina generando es más desconocimiento porque la realidad no obedece solo a lo que está visible.

Se me dirá: "y si no se puede ver estamos en las tinieblas, no vamos a poder saber".

En los asuntos importantes de la vida tanto individual como colectiva, lo esencial nunca se ve a simple vista ("lo esencial es invisible a los ojos" decía el poeta). Hay que tomarse el trabajo de hacer un desciframiento de lo subyacente y, para eso, hay que arriesgar hipótesis, hacer teoría bien entendida ésta, no al modo de "sistemas argumentativos". Los argumentos son una parte de la ciencia pero no son ciencia por sí mismos. Hay millones de proposiciones falsas que pasan por verdaderas porque tienen muchos argumentos. Los sofistas están llenos de argumentos.

Hasta en las ciencias físicas pasa esto. Por ejemplo la teoría del Big Bang sobre el origen y expansión del Universo estaba llena de argumentos que se agregaban cada vez más a lo largo de décadas. Sin embargo, el telescopio de nueva generación J. Webb está observando fenómenos que tornan absurdos un montón de argumentos de dicha teoría.

En política y ciencias sociales pasa igual, con la desventaja que no se descarta nunca lo que es falso y siempre se gira sobre lo mismo una y otra vez.

El problema que observo en muchos politizados, militantes y analistas es que no prestan la debida atención a cosas significativas que dicen los que ellos mismos consideran sus líderes. Esto no es un problema solo de Argentina, sucede en casi todos lados.

Si el gobierno de EE.UU. está colonizado por intereses oligárquicos, el gobierno argentino también. Los que están expuestos al desgaste no son los enemigos. Ni Milei ni Biden son los enemigos. Los enemigos son los que los colocaron allí.

Que debamos lidiar todo el tiempo con los personeros de los verdaderos enemigos no nos tiene que llevar a creer que los personeros son el único problema. Debemos tener siempre en claro que hay que operar contra la maquinaria que produce a los personeros. Hay que neutralizar allí en la fuente de la que brotan.

Esto es lo más difícil de todo. Pero si queremos salvar a la Argentina, o sea a su pueblo, deberemos hacer lo más difícil.

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