Esta obra
Para llegar a semejante concepción y ejecución se tuvo que subir a hombros de gigantes que le precedieron (Mozart y Bach). Y, desde allí, creó lo suyo, algo sublime. No hizo refritos de sus antecesores. No sacó de una partitura allá o de acá o de más allá. No solo recorrió, otra vez, los mismos peldaños de la escalera de sus predecesores, sino que creó y agregó su propio peldaño.
El secreto de los genios es que pueden re experimentar en su propia mente el proceso mental de los descubridores que les precedieron que no es lo mismo que jugar a deducir a partir de la apropiación de los resultados que se obtuvieron como su consecuencia.
En la política (y en la ciencia también) pasa parecido. Las grandes transformaciones que mejoran la vida de los pueblos son el efecto, en última instancia, de líderes creativos que, montados a hombros de los gigantes que les precedieron, logran plasmar en la concepción y en la ejecución su proceso mental único y original.
La reconstrucción futura de nuestra querida patria va a necesitar ineludiblemente un o una líder de conducción creativo/a. Y, de nuevo y como siempre, él o ella tendrá que montarse sobre los hombros de los gigantes que le precedieron para plasmar su propia y original concepción y ejecución, resolviendo lo que las doctrinas e ideologías anteriores no pudieron resolver.
La única manera de mantener viva la llama de la inspiración que dio lugar a un Rosas, a un Yrigoyen o a un Perón o a una Evita es que surja una nueva inspiración que dé lugar al futuro líder de conducción.
Yo estoy muy de acuerdo con la confrontación y la lucha contra las injusticias, pero eso lo hacen las masas. Para recorrer el camino de la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación necesitamos al pueblo. Y para tenerlo a éste, necesitamos al líder o la líder de conducción.
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