El 25 de agosto de 2022, una semana antes del intento de asesinato de CFK, pronosticaba en un post de este mismo blog la posibilidad y probabilidad de dicho suceso y establecía el parangón existente entre la persecución a ella y la del ex presidente estadounidense que se les hacía a través del lawfare.
Antes de eso, también había pronosticado el futuro de Trump aquí:
Aquí verifiqué la veracidad de los pronósticos que había realizado:
Evalué que el cumplimiento de los pronósticos realizados con mucha anticipación eran un indicio de que las proposiciones teóricas que había formulado aquí, al final de este post, eran fundamentalmente correctas.
DE NUEVO SOBRE EL IMPERIALISMO: Cuenta regresiva. (oti-blog.blogspot.com)
Como dichas proposiciones no dependen para su validez de la fuerza de algún “sistema argumentativo” en base a axiomas y postulados preestablecidos o de cualquier clase de principios de autoridad o ideología alguna, sino simplemente del hecho que los pronósticos realizados se cumplieron y yo nada tuve que ver en el hecho de que se cumplieran, no necesito argumentar nada o añadir nada a las proposiciones teóricas planteadas.
Pero, dicho eso, sí quiero señalar cuál es la razón de porqué los “ideologismos”, sean cuales fueran (centro, izquierda o derecha) no pueden acceder a la comprensión profunda de la realidad, sea local o sea mundial, que son dos facetas de la misma cosa, cometiendo casi siempre los mismos errores de apreciación en sus análisis.
Tomemos el caso de “ser de izquierda”, porque está más familiarizado con la ideología progresista cercana a un importante sector de la sociedad y de muchos politizados.
Las ideologías no tienen nada de malo, el problema es cuando los ideologizados sesgan la realidad para que quepa dentro de una ideología, lo cual puede generar una “satisfacción personal” pero nada aporta a lo colectivo, lo disfracemos como lo disfracemos.
Ser de izquierda no es una garantía ni moral ni política porque el conocimiento de la realidad no depende de lo que Aristóteles llamaba “suposición o principio autoevidente”, es decir, no depende de axiomas, sino de ideas-hipótesis que deben producirse y justificarse, no con teoremas deducidos que dependen de axiomas.
Por ej., las fórmulas “dictadura del proletariado”; “colectivización de los medios de producción”; “independencia de clase”; etc., no son ideas-hipótesis, son formulaciones basadas en sistemas argumentativos (Marx, Lenin, Trotsky, etc.).
Desentrañar la realidad económica, política o social, implica un trabajo de desciframiento a partir de anomalías, problemas o paradojas con vistas a generar ideas-hipótesis que las resuelvan.
Por lo general, resolver esas anomalías, problemas o paradojas, implica poder discernir los principios subyacentes que están operando en la realidad. Esto es muy distinto a deducir de axiomas preestablecidos y hacer malabarismos para que encajen. Los axiomas generan esclavos, o sea los fanáticos de esos axiomas.
Con esclavos mentales no nos podemos liberar de nada, ni de los axiomas que creemos que son los correctos a los que nos limitamos a adherir o no, ni de la realidad que nos oprime y que no podemos transformar o cambiar o reformar.
El proceso mental que me llevó a producir las proposiciones teóricas formuladas en el post del 20 de agosto de 2020. me permiten apreciar que los soportes oligarcas del imperialismo están entrando en una fase en la que intentarán crear plataformas a mediano y largo plazo desde las que, en varias localidades del mundo de todos los continentes, les permita continuar y escalar la guerra contra China y Rusia.
Eso supone una profundización y una escalada de la guerra actual para llevarla a otro nivel y una intensificación de la interferencia dentro de una multitud de países y escenarios a nivel mundial. Echarán mano de toda clase de recursos antes de sucumbir. Asesinatos, golpes de Estado (incluso dentro de EE.UU.), etc., etc.
El núcleo duro de las oligarquías del partido de la guerra no quiere desistir y va a intentar forzar la realidad en cualquier escenario que consideren conveniente, deshaciéndose de políticos potencialmente peligrosos para sus intereses y planes (Fico de Eslovaquia, a quien ya quisieron matar, Orban de Hungría, Lula de Brasil, etc.).
Esperemos que no ocurra lo de fines de los años ‘60 y principios de los ‘70 cuando lograron encontrar una salida a la decadencia de entonces que les dio medio siglo más de hegemonía. Esta vez, en el lado de los pueblos hay líderes (Xi y Putin) bastante mejores que los de aquel tiempo, que están organizando una salida a nivel mundial, haciendo cooperar a los países e incentivándolos a aumentar sus grados de soberanía y autonomía, en torno a ideas de desarrollo en base a la construcción de infraestructura a gran escala, la ciencia y la tecnología.
Esta vez, la “férula imperialista” la tiene más complicada porque la economía real no es hoy lo que era hace medio siglo cuando tenía mucha más fortaleza y la crisis monetaria y financiera noroccidental es tremenda luego de 50 y pico de años de montar burbujas especulativas de todas clases.
El mayor peligro es que, si se ven perdidos, en su propia desesperación apuesten a la destrucción nuclear de la humanidad.
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