Ante la absoluta falta de enfoque de los analistas e intelectuales del campo nacional y popular (peronismo, kirchnerismo, cristinismo, progresismo, etc.) me veo en la necesidad de hacer este post.
Musk, Trump, la ultraderecha,
etc., etc., etc., no tienen la menor relevancia en el sentido que le dan los
análisis habituales, los que están poniendo la lupa en cuestiones poco
relevantes y son ajenos al drama que vive el mundo.
La corriente principal
(“mainstream”) de los analistas de noticias “internacionales” ignora
absolutamente lo esencial de lo que está pasando porque solo interpretan en
base a definiciones, axiomas y postulados que dependen de supuestos que no son
reales, no existen, que la realidad los desafía una y otra vez y los analistas no
se dan por aludidos, hacen como si no pasara nada y, eso, a la larga, va a
producir un verdadero colapso de las creencias habituales y las ideologías.
Lo relevante de la situación
actual es que, ante la crisis geopolítica ocasionada por el establishment
angloamericano durante las últimas décadas y agudizada desde la crisis
financiera de Lehman en 2007/8, el presidente Trump está intentando dar marcha
atrás y revertir casi todas las políticas que ese establishment ensayó para
cercar a Rusia para dividirla y desmembrarla y neutralizar a China.
Trump está entablando
aceleradas negociaciones con los rusos, dejándole de echar las culpas de la
guerra en Ucrania, y está tratando de reestablecer las relaciones económicas y
de cooperación normales.
Esta política de reversión
tiene el apoyo de una parte de las élites de EE.UU., QUE NO ES HEGEMÓNICA, aunque los progres repitan el latiguillo de que Musk “es el hombre más rico
del mundo”, la que es combatida por derecha y por izquierda por la otra parte
de las élites que controlan el complejo militar-industrial-financiero y
mediático, que no es un hombre, sino una red o sistema con muchos operadores
tanto en EE.UU. como en Europa.
No es hegemónica la que apoya a Trump aunque tengan injerencia dentro del poder ejecutivo, porque esa élite (oligarquía) no forma parte de la camarilla que controla la plataforma de poder conformada por el complejo militar - industrial - financiero y mediático.
Hasta ahora, el progresismo en
general se está comportando inconcientemente, al centrarse exlusivamente en lo
que sienten como “amenaza ultraderechista” (Musk, Trump, los “oligarcas
tecnológicos”, etc.), haciéndole un favor a la élite peor (que no la ven porque
se centran en lo otro) que es la que pretende continuar la estrategia
geopolítica avalada por Biden dentro del gobierno de Trump, que lleva a escalar
la guerra con Rusia, China o Irán.
En momentos que estoy
escribiendo este post, está hablando Starmer en Inglaterra.
Está claro que casi todos los
gobiernos europeos siguen enganchados y sometidos al poder despótico de la
camarilla oligárquica que combate a Trump y van a sabotear las políticas que
Trump está intentando para calmar las aguas y evitar el choque de trenes, lo
que conduciría a una guerra nuclear, en última instancia.
Es probable que haya en el
futuro inmediato fuertes contradicciones entre Trump y el gobierno de GB, de
Francia y Alemania si es que se ponen de acuerdo en enviar soldados de esas
nacionalidades a Ucrania bajo el falso pretexto de “fuerzas de paz”. Si se hace
realidad eso, sería un sabotaje directo al diálogo y las negociaciones que Trump
está haciendo con Rusia.
Quizá también intenten crear otros escenarios de conflicto nuevos, mediante atentados terroristas, o lo que sea, a fin de enemistar de nuevo al gobierno de EE.UU. con Rusia.
Las oligarquías que apoyan a Trump disponen, por ahora, del poder que les da la agencia de la presidencia estadounidense. Las otras oligarquías que combaten a esa agencia, disponen de resortes y recursos fundamentales dentro de EE.UU. y de los gobiernos de Europa Occidental.
Hay una lucha y la hegemonía está en disputa. Si gana Trump, se subordina a las oligarquías que controlan las plataformas de poder principales y la mayoría de los gobiernos en Europa van a caer, lo que conducirá a alejar el peligro de escalada de la guerra contra Rusia, China e Irán. Y si la disputa se hace muy difícil y se alarga sin resultados a la vista, se militarizará la economía europea y, cuando se sientan fuertes, iniciarán el sabotaje directo a las políticas de Trump, para retomar la estrategia geopolítica de confrontación global contra Rusia, China e Irán.
Sería lamentable, si se da esto que el progresismo y la izquierda sigan del lado equivocado, haciéndole el juego a lo peor de las "élites" hegemónicas globales que siguen una estrategia de largo plazo y, actualmente, se encuentran con una piedra en el zapato que es Trump.
Todo esto, los analistas e
intelectuales del campo nuestro no lo ven porque decidieron ignorar todo el
proceso de clivaje que hubo dentro de las oligarquías en EE.UU. desde que Trump
no pudo reelegir en 2020, proceso que se agudizó en 2022, luego de la
“invasión” rusa a Ucrania.
Todo esto no lo vieron, nunca
lo quisieron incorporar en el análisis porque desafiaba las definiciones,
axiomas y postulados preexistentes con los que se manejan habitualmente.
Pero, como las cosas que
existen siguen produciendo efectos, aunque no las veamos o no las queramos ver,
finalmente la realidad se agudiza y se impone y las definiciones, axiomas y
postulados deberán ser cambiados, al revelarse lo equivocados que eran los
supuestos en que se basaban.
Usando la metáfora que muchas
veces ya usé, la corriente principal del progresismo nacional y popular solo ve
la parte visible del iceberg, ignorando totalmente la que hay sumergida que es
mucho más grande.
El Titanic se hundió porque una parte sumergida del iceberg abrió una brecha en una de las bandas del costado del barco, bajo la línea de flotación. Esto pasa con las personas, los países y las ideologías, cuando no quieren ver la realidad subyacente.
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