Cuando alguien dice: “yo no mato porque lo prohíbe el código penal e iría a la cárcel”. Esa persona sigue a una regla por miedo al castigo.
Cuando Martin Luther King dijo: “No hay que matar porque la vida humana es sagrada” (porque somos materia y espíritu y pensamiento). Él sigue un principio.
Si todos fueran como MLK, no se necesitarían los códigos penales.
Cuando JDP hablaba de un equilibrio entre la “felicidad del pueblo y la grandeza de la patria”, está hablando de un principio. Las tres banderas (independencia económica, soberanía política y justicia social) son los medios de realizar ese principio.
El problema radica en que si no se identifican los principios que mueven a las personas no podemos entender por qué hacen lo que hacen y, además, se metería todo en la misma bolsa.
Por ej., diríamos que Cavallo fue progresista porque, después de implantar la convertibilidad en 1991, bajó la pobreza un montón. Y JDP era reaccionario porque, durante el plan de estabilización de 1952, el salario real cayó.
Solo identificando principios en la historia se puede comprender una cosa y la otra. No es lo mismo una caída de alguien que está subiendo que una subida de alguien que está bajando. Son cosas absolutamente distintas que corresponden a procesos gobernados por principios distintos. No es lo mismo las subidas y bajadas del filo del serrucho inclinado hacia arriba que las mismas subidas y bajadas del mismo serrucho inclinado hacia abajo.
Si no se identifica eso, se mezclan los acontecimientos (en el ej., subidas y bajadas) y se tornan indistintos.
Mucha gente inteligente, dominada por factores emocionales de los que no son concientes, cree que una persona que declama seguir principios, si incurre en un comportamiento parecido a aquella que no los sigue, entonces no es una persona que sigue principios. Es lo mismo. Creo que una gran mayoría de la gente es así, muchos peronistas son así también. No pueden distinguir factores y acontecimientos y los procesos históricos que los determinan.
Así, FDR que inspiró la política del “buen vecino”, era un hipócrita porque tenía como embajador en Argentina a Braden. O JFK que inspiró la alianza para el progreso, también era un hipócrita porque invadió Cuba. O Mc. Kinley a fines del siglo XIX y principios del XX, hizo la guerra contra Filipinas. O Trump hoy “apoyando” a Israel, “amenazando” a los Brics, etc. O JDP que hizo el “ajuste” de 1952 o quiso acordar con la California o tuvo a López Rega en 1973. O NK que acordó con Magnetto la fusión del multimedios Clarín o el aval de CFK a Stiuso y Nisman hasta el suicidio de éste. Y, así podemos seguir, con Lenin, Trotsky, etc., etc., etc.
Hay gente que ve eso y dice: “es todo lo mismo, son todos iguales”. Piensan así porque no entienden qué es lidiar con la realidad cuando el pensamiento pretende ser congruente con principios. Solo ven el comportamiento en relación a reglas o códigos, no en relación a orientaciones y objetivos.
Por eso en un post anterior decía que el acontecimiento está enganchado a un proceso y el proceso a un centro de gravedad. Si no se puede ver ese enlace porque todo lo analizamos en función de axiomas y postulados a priori, es muy difícil o casi imposible entender lo que pasa y vislumbrar el futuro.
Seguir principios en la vida no es adoptar algo exterior, es comprender algo acerca de sí mismo, acceder a algo natural interno que está en todas las personas y poder hacer algo con eso. Todos los líderes políticos de conjunto o de conducción tuvieron algo de esta comprensión de sí y trataron de seguir ese “dictado interno” a su manera, como pudieron, con la voluntad y tenacidad con la que contaban. Cristina tiene este atributo de no renunciar a su dictado interno, no tiene que hacer ningún esfuerzo para seguir ese dictado. A la mayoría de la gente no le pasa esto. Cuanto más se perfecciona ese dictado interno en el lidiar con la realidad, más capacidad transformadora se tiene.
Mucha gente cree que si un principio es puro, la persona que lo siga debe ser pura. Y, como no hay nadie puro, luego, nadie puede seguir o dejarse guiar por principios. Esto es bastante absurdo. Ni se aplica al caso de Jesús el Cristo.
El asunto clave que la mayoría no logra comprender es que resolver un problema, alcanzar una solución que resuelva un problema, cualesquiera sea, requiere crear algo, actos y concepciones que tienden a crear algo que antes no existía o no era concebible. La realidad todo el tiempo está poniendo dilemas y problemas, no para que los individuos “hagan que los resuelven” con axiomas y postulados preconcebidos, sino para que se use la mente, la imaginación, la intuición y pueda crearse la solución.
Los pocos líderes estratégicos y tácticos están ubicados en esa dimensión de la realidad, por eso son líderes.
La mayoría de los individuos no está ubicada en esa dimensión, sino que se mueven por deseos, pasiones y ambiciones. El problema aquí es que, si bien es necesario que haya deseos, pasiones y ambiciones, cuando se es esclavo de ellas, no se puede crear para resolver los problemas. No se puede construir, porque, bajo estas motivaciones, los actos e ideas están orientados a lograr una satisfacción del orden emocional, lo cual se logra sin necesidad de crear.
¿Se entiende cuál es el problema que involucra a lo político, al involucrar la esfera privada de los individuos?
JDP identificaba claramente este problema y, por eso, insistía en cultivar y desarrollar virtudes morales e intelectuales en los individuos, cualesquiera sean sus condiciones sociales. Para JDP las ideologías y doctrinas nada valen sin individuos con esas virtudes.
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