El gobierno argentino de A.F. y C.F.K. deberían tomar nota de lo que
está ocurriendo en el día a día en EE.UU. porque puede ser un preámbulo de un
futuro que nos afectará, directa o indirectamente, a todos.
Hay que decir la verdad, sin artificios, como recomendaba J.D.P..
En las elecciones en EE.UU. hubo fraude relativamente masivo en los Estados controlados por los demócratas. Esto es un hecho. El Presidente Trump, su equipo de colaboradores y activistas leales, está luchando para que se lo reconozca legalmente.
Quizá sin el fraude no hubiera cambiado la victoria de Biden en términos de votos totales, pero sí hubiera cambiado la cuantía de la diferencia de votos (quizá a menos de la mitad) y, lo que es más importante, la composición del Colegio Electoral que hubiera quedado con una mayoría para Trump.
Por su parte, el Partido Demócrata, los grandes medios de comunicación, Wall Street y el aparato militar y de inteligencia geopolítica (complejo militar-industrial, Pentágono, etc.) están operando no solo para encubrir el fraude, sino para censurar cualquier manifestación o mensaje relativo a la existencia del mismo. Es un atentado a la libertad de prensa descomunal.
El pueblo que quiere a Trump está preparado para iniciar manifestaciones y movilizaciones significativas.
Recientemente, el Presidente Trump ha dado un golpe de Estado al golpe de Estado. Despidió al hombre de Wall Street y del complejo militar-industrial en el ministerio de defensa, Mark Esper. Debido a esto, algunos generales del Pentágono renunciaron. Trump los sustituyó a todos, poniendo gente comprometida con acabar las “guerras perpetuas”, es decir, cambia la geopolítica de la guerra por la de la paz.
Como todos los desplazados son títeres de los verdaderos poderes (Wall Street y la City de Londres), seguramente iniciarán una contraofensiva con una gran conspiración (otra que la “mesa de enlace” militar en Argentina), que todavía no sabemos qué modalidades va a tener. Quizá adopte la forma de incentivar la movilización de gente en las calles, generando caos, incendios, destrucción de comercios, propiedades, monumentos públicos, etc., en fin, todo lo que la prensa progresista del mundo recientemente llamó “protestas pacíficas”.
Esta es la verdadera situación. Yo sé que mucha gente no está preparada para la verdad, pero como dice CFK, “no tiene remedio”, qué se va a hacer.
Yo entiendo a los progresistas de EE.UU. y de Europa Occidental, que deben tener sus intereses y ambiciones que defender. Pero no entiendo a los progresistas argentinos que gratuitamente regalan un apoyo, aunque sea de palabra, a una causa que esconde propósitos bastante repugnantes.
En EE.UU. muchas personas se están jugando la vida y su fortuna, por su patria. Muy parecido a lo que hicieron sus próceres y padres fundadores.
Cuando llegue la hora en nuestro querido país Argentina, ¿estaremos dispuestos a hacer lo mismo, es decir, algo parecido a lo que hicieron nuestros próceres y padres fundadores?.
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