sábado, 10 de junio de 2023

Carrió se queda corta en lo que dice. Procedo a la explicación global.

Ver acá desde 4:40.


Ella lo dice exclusivamente desde el punto de vista de la interna de ellos. Como si fuera algo puramente doméstico de su espacio político en particular y del país en general. Por eso su perspectiva se queda corta.

En este blog vengo insistiendo desde hace bastante, basado en los planteos teóricos que formulé, que si el espacio peronista, bajo la influencia de Cristina, no gana las elecciones, se corre el peligro de que se termine de abrir un proceso de gobierno neofascista, definido esto en el marco de dichos planteos teóricos.

En efecto, definí al neofascismo como la alternativa política que tienen las clases dominantes “globales” -la clase dominante nunca es local excepto cuando funciona un Estado Nacional soberano- en condiciones de crisis sistémica de las formas normales de su dominación.

Sostuve que eso efectivamente ocurrió en la década del ’30 del siglo XX y que iba a volver a ocurrir ya que forma parte del repertorio estructural de las alternativas que tienen a mano las clases oligárquicas en nuevas condiciones de crisis sistémicas.

Como expresé en posteos anteriores se puede “formalizar” la dinámica y evolución de la dominación oligárquica de la siguiente manera:

I) Durante el dominio normal las clases oligárquicas usan la política neoliberal que puede ser:

a) Progresista; o,

b) Conservadora.

El dominio normal se define por su capacidad, por ej., de implementar las “recomendaciones” del “Consenso de Washington” por la vía “democrática”.

II) Crisis del dominio normal.

Este momento lógico y cronológico se relaciona con diversas cuestiones, pero las fundamentales, en mi concepto, son dos:

a) Tal dominio normal neoliberal (I) no está capacitado para producir excedentes económicos verdaderos, lo que se encubre con la euforia de las burbujas especulativas diseñadas por el sistema financiero y monetario.

La especulación financiera no es otra cosa que el encubrimiento de la falta de un excedente verdadero, que es lo mismo que decir que la especulación financiera simula ser un excedente que en realidad no es. Tal simulación genera toda clase de problemas que son administrados (tratando de reconducir al dominio normal) hasta donde se puede, hasta que no se puede más.

Pero, también, la crisis del dominio normal tiene que ver con otro aspecto además del económico financiero, que es su contracara:

b) La crisis geopolítica.

En efecto, a medida que evoluciona la crisis (II a) surgen en algunos escenarios locales lo que las clases dominantes occidentales ven como un “desafío” a su propio orden y a la administración de la crisis que ellas ensayan. Esto es lógico porque, por lo general, los pueblos no se bancan así nomás pagar las crisis que produjo una plutocracia.

Muchos analistas, incluso del campo nacional y popular, usando, en forma acrítica, terminología que procede de los dogmas preestablecidos de la geopolítica ven “rivales”, “nueva potencia que disputa la hegemonía mundial”, etc., etc., perdiendo, así, la posibilidad de percatarse de que se trata de algo mucho más interesante para los pueblos del mundo: la reacción defensiva a la crisis del dominio normal oligárquico abrió las puertas a procesos de reconformación de Estados Nacionales soberanos.

Las sociedades que pudieron darse líderes de conducción extraordinarios fueron capaces no solo de iniciar y transitar esos procesos, sino también de formular alternativas realistas de desarrollo ante la crisis y fracaso de la dominación normal oligárquica. Por supuesto estamos hablando de los casos de Rusia y China, de Putin y de Xi.

Por lo tanto, cuando las clases oligárquicas se dan cuenta de que no pueden seguir sosteniendo la ficción (I a o b y II a) buscan una salida, digamos así “extraeconómica”, para tomar terminología prestada del marxismo. Esa salida es patear el tablero geopolítico, lo que significa que harán todo lo posible para provocar, desestabilizar, neutralizar y desgastar a los escenarios locales que proponen formas soberanas exitosas de cooperación dirigidas al desarrollo de los países.

La campaña de acción psicológica a nivel masivo y mundial presentará a los líderes de esos “escenarios locales” (ahora Estados Nacionales soberanos) como si fueran los representantes del demonio sobre la Tierra. La demonización es constante. Parecido a lo de CFK pero elevado a la décima potencia porque no es solamente la demonización de la persona sino la del país todo que esa persona representa.

Las ironías de la historia (una más).

Dijimos que una de las razones de la crisis del dominio normal es la ficción de excedente que provee la especulación financiera. Que esa ficción conduce a las crisis frente a las cuales reaccionan los líderes populares tratando de conformar Estados Nacionales soberanos, es decir liberados de la dominación oligárquica.

Esa reacción, una vez que se convierte en propuesta de cooperación a nivel internacional, podría pasar a ser la posible solución al problema de la incapacidad del sistema oligárquico occidental de generar un excedente verdadero que no necesite ser simulado mediante el expediente ficticio de la especulación financiera.

Pero las clases dominantes occidentales que son oligarquías, en lugar de aceptar y congratular a los que vienen con una posible solución al problema, esto es generar excedentes verdaderos, con lo cual la especulación financiera no sería necesaria, quieren destruir al que trae la solución a su tragedia. Más shakespiriano imposible.

En la medida de que la crisis del sistema oligárquico se profundiza y los pueblos, a través de sus líderes, comienzan a consolidar sus Estados Nacionales soberanos, las oligarquías proceden a activar la alternativa neofascista financiándolas y coordinándolas en los escenarios locales que les interesan. La finalidad de esto es evitar que más pueblos se contagien del ejemplo exitoso de los que lograron conformar Estados Nacionales soberanos.

Como las oligarquías no pueden reconducir al dominio normal en los escenarios locales y, a su vez, deben evitar el surgimiento y consolidación de la alternativa nacional y soberana, no les queda otra que el neofascismo.

El peligro de este neofascismo no es solamente su faceta represiva y asesina como plantea la Dra. Carrió, es que, en caso de éxito, puede activar la movilización de varios sectores populares castigados por la inflación y la necesidad de más ingresos.

Si este expediente de las clases oligárquicas prende en una sociedad cualquiera, ya después anda solo, como el reloj, con un mecanismo que se retroalimenta. Todo pasará a ser una “cuestión interna” del país en cuestión que nada tiene que ver con el proceso global. Incluso, por más atrocidades que haga el régimen neofascista tendrá buena prensa en el exterior.

Las cosas que pueden suceder bajo este régimen son: asesinatos de militantes sociales y políticos, grupos paramilitares y parapoliciales, poder judicial justificando (ídem Carl Schmitt en Alemania de los años ’30); movilización social de sectores populares que apoyan al régimen; eventuales conflictos diplomáticos y militares con países limítrofes.

Las Patricias Bullrich o los Milei serían payasos sin audiencia alguna sin el amparo de poderes superiores a ellos. Ellos por su cuenta no valen absolutamente nada, pero bajo el paraguas protector de los poderes superiores globales, sienten que pueden avasallar a todos acá dentro del país.

Este es el juego perverso en el que nos quieren meter, no Bullrich o Milei que son meros sirvientes locales, crean lo que crean de sí mismos. Es un juego perverso supranacional de esos poderes que Cristina dice que no salen en televisión y que la gente ni los conoce.

Así que Dra. Carrió, no es un asunto meramente partidario ni meramente local, es lo que los poderes oligárquicos -que identifico como a predominio angloamericanos- quieren experimentar con el destino de nuestro país.

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