sábado, 19 de febrero de 2022

Acerca de por qué el proceso de crisis geopolítica y de guerra y el proceso de crisis económica, monetaria y financiera global son dos caras de la misma moneda.

La relación existente entre los dos procesos a que hace referencia el título, ambos con centro en la región Nor Occidental transatlántica, se funda en que los actores que causan ambas cosas son los mismos. Este es un hecho que nunca se termina de comprender en razón del parcelamiento de la realidad política, social y económica.

El complejo militar industrial en EE.UU. no es una entidad separada del sistema oligárquico de Wall Street y la City de Londres. Hay toda una trama de intereses que los une. Esto lo demostré el año pasado en este mismo Blog con un ejemplo concreto.

El problema que tienen los oligarcas y sus gestores en el sistema monetario y financiero global es que está todo pegado con saliva.

Las burbujas especulativas son colosales. Los métodos que emplearon para evitar o posponer la debacle desde lo de Lehman en 2007/8 ("flexibilización cuantitativa"), empeoró aún más las cosas, produciendo disparates como tasas de interés negativas, aumento fenomenal de "crédito" que jamás vio la economía real, "crecimiento" económico sin aumento del empleo, cosas raras en la velocidad de circulación del dinero, etc., etc., etc.. Todas aberraciones que los profesionales de la economía prefieren ignorar o normalizar.

Ahora, a todo eso se suma la inflación y la probabilidad de que un aumento de las tasas de interés provoque una estampida de salida de capitales de los países "emergentes" hacia los bonos del Tesoro de EE.UU.

Todo esto los oligarcas lo saben porque es su propio sistema.

Al mismo tiempo que ocurre ello, los oligarcas ven que las herramientas de que disponen Estados más soberanos (Rusia y China, sobre todo) que escapan a sus intentos de sojuzgamiento, les permiten afrontar los problemas atendiendo mejor a las necesidades sociales de lo que lo hacen los países occidentales, los cuales atraviesan una situación social y política bastante desastrosa (principalmente EE.UU.).

Los oligarcas de la facción angloamericana que tienen la mayor influencia en el moldeamiento de la realidad actual creen que, si Rusia y China logran dar un salto cualitativo en lo tecnológico que pueda transmitirse a sus sociedades mejorando la calidad y condiciones de vida de su gente, entonces su poder e influencia global (la de los oligarcas angloamericanos) va a menguar sustancialmente.

Es esta convicción que tienen lo que los lleva a la locura de preferir patear el tablero geopolítico a riesgo de una guerra mundial que podría exterminar a la civilización y a la especie humana.

Quizás crean que ellos podrán pilotear las consecuencias de una guerra y sobrevivir a ella librándose de la “amenaza” de Rusia y China y su posible éxito económico en condiciones de paz.

Esta noción absolutamente pesimista del ser humano -creer que el éxito del otro es una amenaza para uno, creer que la realidad es siempre juego de suma cero- es característica permanente del pensamiento oligárquico a lo largo de la historia y de las generaciones.

Y es esa noción la que está llevando al mundo al desastre actual.

Una actitud optimista que los líderes políticos populares de cada país debe cultivar en sus pueblos es la que se fundamenta en el pensamiento nacional de cada pueblo. La realidad no es un juego de suma cero, el bien del otro puede ayudarlo a uno y el bien o éxito de uno puede ayudar al otro.

Esto no es una visión candorosa de la sociedad. Es el potencial existente en cada uno, todos los días. Se puede ver por todos lados ese potencial, en nuestros vecinos, el barrio, etc., solo que en esta realidad moldeada por el pensamiento oligárquico resulta muy difícil hacer acto ese potencial. Es por tal razón que los líderes deben cultivar permanentemente la concepción optimista de la naturaleza humana para que ese potencial se realice.

Cuando todos creen que el ser humano es malo, producirán maldad a su alrededor y, así, confirmarán sus propias creencias, una suerte de profecía autocumplida.

Es el dilema shakesperiano de los oligarcas que dominan el mundo. Sienten que el éxito del otro (por su propia cuenta, soberanamente) es su propia ruina. Y hacen lo que sea para boicotear ese potencial éxito. Son capaces de desatar una guerra nuclear. Así llevan al mundo entero al desastre, lo que los arrastrará a ellos, porque, aunque sobrevivan en búnkeres de lujo a km. bajo tierra, la condición de oligarcas en esas condiciones va a estar bastante devaluada.

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