La ambigüedad categorial en Marx es casi constante. De allí que no son de extrañar los altercados también casi constantes entre aquellos que se autoperciben marxistas. No pocos justifican esta situación (negándola) como una “necesidad dialéctica” tipo “hegeliana” “invertida”. En fin.
Sin embargo, vale la pena, creo yo, hacer un esfuerzo para
disminuir o, en el mejor de los casos, eliminar la ambigüedad categorial (que
no es una mera “tensión”). Es mejor, para refutar una “teoría”, el hacerlo a la
“mejor” versión o a la menos mala de la misma.
Vamos a desambiguar toda la maraña que se produjo por el
enorme caudal de palabrerío marxista sobre las siguientes categorías:
Trabajo abstracto (TA)/trabajo concreto (TC);
Trabajo privado (TP)/trabajo social (TS);
Trabajo vivo (TV)/trabajo muerto (TM);
Valor de uso (VU)/valor de cambio (VC);
Forma de valor (FV)/sustancia del valor (SV);
Tiempo de trabajo socialmente necesario (TTSN)/tiempo de
trabajo necesario (TTN).
En el modo de producción capitalista (MPC) las personificaciones
de la categoría capital, que son los burgueses, compran fuerza de trabajo como
magnitud fija (el costo de reproducción del obrero), pero consiguen, en
realidad, una magnitud variable: el trabajo, que es la capacidad de producir
más allá del costo de reproducción del obrero y es lo que se apropia el
capitalista. Entonces, se puede decir que una parte del TTN en la jornada
laboral está dedicada a la reproducción del obrero como portador de fuerza de
trabajo y otra parte de esa misma jornada está dedicada al excedente apropiable
para la burguesía.
Marx sostuvo que en el MPC la SV (no la FV) es el TA
entendido este como gasto humano de energía despojado de toda particularidad.
Como él necesitaba que ese TA, fuera lo más homogéneo posible como para que
pueda ser medido y cuantificado por medio del TTSN para que aparezca el valor,
se le ocurrió formular esa definición bien despojada: “gasto humano de energía”
(física, mental, etc.). Entonces, el gasto humano de energía en el transcurso
del tiempo es la SV.
Aquí no termina el asunto, fijarse que todas las categorías
de arriba están en oposiciones. Marx siguió el análisis.
Pero muchos marxistas se quedan aquí y toman partido por uno
de los términos de las oposiciones. Creen así que pueden lanzarse a encontrar
el valor en el trabajo desplegado dentro de una jornada laboral en algún lugar
X. Pero lo único que van a encontrar allí es TC y TTN, no TA y TTSN. El TC es
el que produce VU, no VC. Y el TTN es el que se necesita para producir algo en
ese lugar X. Pero todavía no es SN (socialmente necesario) porque no estamos
dentro de la FV.
¿Cómo sigue Marx? (conceptualmente, no necesariamente
cronológicamente).
Él implica claramente que no se puede estimar el valor ex
ante sino ex post porque a la SV todavía le falta la FV que es entendida esta
como la validación y/o sanción y/o selección por el mercado en el intercambio,
por medio del dinero. Es por eso que el TTN del TV (entendido este como el
gasto de trabajo en curso durante el proceso de trabajo) puede no coincidir con
el TTSN validado por el mercado, que es el que finalmente torna al TP en TS.
Por lo tanto, el TTSN no es la suma de todos los TTN en cada lugar
X, Y, Z, etc. El TTSN es una categoría que indica una determinación “retroactiva”
y depende de las condiciones técnicas “normales” en una sociedad, lo que
tampoco se puede determinar sumando y promediando condiciones técnicas
particulares
Se aclara que el TP es una consecuencia del posicionamiento
estructural: propietarios de medios de producción/no propietarios de medios de
producción (propietarios de fuerza de trabajo). El TP es el que se despliega
sin coordinación con otros TP. El encuentro de los resultados de los distintos
TP en el mercado (el intercambio) da lugar al TS.
Llegados a este punto y análogamente a lo que ocurrió con
los marxistas que antes habían tomado partido por uno de los términos de la
“unidad de opuestos”, ahora hay marxistas que toman partido por el otro polo
opuesto a los términos anteriores y se lanzarán a negar que en el TA haya algo
de “materialidad” y que el verdadero valor está en la FV y no en la SV.
Por supuesto, y como no podía ser de otra manera, en medio
de los dos polos están los eclécticos que tratan de hacer malabarismos e
intentan combinar una cosa con la otra como si en el mismo nivel en que se dan
las contradicciones pudiera haber una solución o superación.
No es infrecuente encontrar en Marx frases del tipo “es
valor, pero todavía no es valor”; “en un sentido sí, en otro no”; “trabajo
líquido no solidificado”, “gelatina homogénea de trabajo”, etc., etc. Los
equívocos están en la génesis de casi todos los razonamientos de que echa mano.
Por ej., volvamos al asunto del TA definido por Marx como
“gasto de energía humana”. ¿Por qué lo define así? No tenía ninguna necesidad
de recurrir a una noción transhistórica: todo trabajo humano desde el origen de
los tiempos es “gasto de energía humana”.
Fijarse que Marx quiere encontrar una definición que denote la
máxima homogeneización posible para que pueda funcionar el concepto de TTSN para
medir el valor, que lo postula como algo específico del MPC. Es como un
contrasentido que, para tratar de que funcione el concepto de TTSN que sería
algo específico del MPC, recurra a una noción transhistórica (TA como “gasto de
energía humana”) que funciona en todos y cada uno de los modos de producción. Y
es otro contrasentido que llame a eso “SV” (“sustancia del valor”) al mismo
tiempo que postula que el valor no es una propiedad de las cosas.
Hubiera sido mucho más unívoco postular que el “trabajo
humano” (TH) es “gasto de energía” en todas las épocas y que en cada modo
de producción adopta formas específicas de homogeneización (menores o mayores),
y que en el MPC alcanza la máxima homogeneización (TA). Y, así, quedaría
circunscripto el TA al MPC, sin necesidad alguna de dar lugar a los equívocos
sobre la SV o FV, etc.
En definitiva, la menor o mayor homogeneización del TH tiene
que ver con las condiciones científicas, tecnológicas, técnicas y organizativas
y su evolución a través de la historia. Decir que el TA es “gasto de energía
humana” no homogeniza nada, porque cada modo de producción tiene sus propias
formas de homogeneizar el TH en función de las muy distintas condiciones
científicas, tecnológicas, técnicas y organizativas imperantes en cada época
histórica.
Todo esto significa que a lo que Marx debió prestar atención
es a las distintas formas en que el TH, a lo largo de la
historia, se “gasta como energía humana”. Así, nada tiene que ver la forma en
que se gasta energía humana con piedra y madera, o con hierro y bronce, o con
molinos de agua, o con la máquina de vapor, o con la automatización robótica, etc.,
etc. El TH histórico se gasta de maneras muy pero muy diferentes. Todos son
gastos de energía, sí. Pero son gastos de energía bajo muy diferentes formas en
correspondencia con muy diferentes estadios científicos, tecnológicos,
organizativos y técnicos.
Centrándonos en el MPC, Marx podría haber postulado que,
gracias a las condiciones antedichas (saltos técnicos y organizativos muy
grandes), el TV y el TTN son potencia de valor social indeterminado y que el TP
es potencia de TS y el TTSN que regula el intercambio en el mercado es valor en
acto. Y ubicar la categoría TA aquí, la que se definiría como la forma en que
el TH se gasta como energía en condiciones técnicas y productividad avanzadas
que implican una alta homogeneización del trabajo al reducirse a magnitudes de
valor y validarse en el mercado a través del intercambio generalizado de
mercancías. Sin embargo, Marx razona como si la única manera de conseguir la
“máxima” homogeneidad del trabajo fuera al precio de formular una categoría
transhistórica (TA = gasto de energía, etc.), como si la homogeneidad general
la otorgara la base biológico-antropológica (el gasto humano de energía, músculos,
cerebro, etc.).
Pero lo que permite la disciplina, cronometrar, los ritmos
de trabajo, la compartimentalización del proceso de trabajo, etc., etc., es decir
todo aquello que hace a la forma en que la energía humana se gasta, son las
condiciones productivas alcanzadas en el capitalismo, con el desarrollo del mercado
y el intercambio, etc.
Así, como, según Marx, no se puede desligar la forma social
histórica de la “ley natural”, tampoco se pueden desligar las formas del gasto
de energía humana de la base material de la productividad.
Así creo yo que sería más rigurosa esta versión del
marxismo, aunque, por supuesto, sigo manteniendo que la, digamos, ontología
general del planteo de Marx, falla en su base, por las razones expuestas en los
2 posts precedentes, y que sintetizo a continuación:
1) La fuente del valor no puede provenir del trabajo-ejecución,
de allí solo provienen los efectos del valor.
2) El valor se localiza en la capacidad o potencia indeterminada
de la cognición humana (estructura informalizable) susceptible, eventualmente, de pasar al acto bajo la forma de teorías y descubrimientos científicos,
susceptibles, eventualmente, de derivarse de ellos tecnologías y técnicas y,
eventualmente, sus aplicaciones prácticas en los procesos de producción.
3) Cada salto en esas secuencias, genera, a su vez,
secuencias de diferentes potencias de trabajo productivo, muy difíciles de
hacerlas conmensurables entre sí. Quizá el concepto de “densidad de flujo
energético” derivado de la ciencia física, pueda servir de aproximación a esa
conmensurabilidad a lo largo de toda la historia humana.
Las tres proposiciones precedentes no es que corrigen a
Marx, sino que todas sus categorías fundamentales quedan “rotadas” respecto del
eje originario en la ontología marxista.
Así, el TV no “crea” valor en el proceso de trabajo, sino
que actualiza valor ya creado. El TM (trabajo pasado objetivado en máquinas,
infraestructura, etc.) es tal solo en relación a la posición relativa del TV,
pero no es muerto en el proceso de producción de máquinas-herramientas, infraestructura,
etc.
El “plusvalor” ya no tiene que ver con cómo se descompone el
TTN en cada proceso de producción particular, sino que tiene que ver con cómo
se distribuyen los efectos del valor según la estructura de posiciones (burgueses
propietarios del capital/obreros propietarios de la fuerza de trabajo). Lo que
el capitalista ve como “plusvalor” en rigor, y desde el punto de vista sistémico,
es la captura de un diferencial en proceso de desgaste y agotamiento mientras las
condiciones técnicas permanezcan inmodificadas.
De allí que es imprescindible diferenciar valor como
potencia y su verdadera localización (proposición 2) y efectos del valor o "actualización del valor" porque puede haber “plusvalor”
marxista en condiciones de decadencia social caracterizadas por la falta de
innovaciones adecuadas que detengan el proceso de desgaste. Depender de una
técnica y tecnología fija lleva al agotamiento de los recursos que se procesan
(materias primas, insumos, energía, etc.).
Todo esto da para mucho más, quizá para un libro. Tal vez lo
haga.
Lo que debe quedar claro es que, dada una productividad, lo que existe son efectos del valor, no el valor. El puro "gasto de energía humana" a lo Marx no conduce al valor porque la potencia de la cognición, aquello que permite el proceso de formulación de hipótesis y descubrimientos, o sea, lo que algunos epistemólogos denominan "contexto de descubrimiento" no es formalizable, no depende de ninguna programación ni receta. Así que no se puede medir como "gasto de energía en el tiempo" lineal. Los programas de investigación y desarrollo en el capitalismo privado o en el Estado no son efectivos por la duración en tiempo, sino por los resultados que dependen de la capacidad creativa cognitiva de los individuos. La creatividad puede ocurrir en la jornada de trabajo en cualquier instante, o puede ocurrir fuera de la jornada estando uno durmiendo luego de la actividad inconciente de un sueño raro.
En este sentido, todos los modos de producción vivieron de los efectos que generaron individuos por medio del proceso cognitivo. Cada modo de producción lo absorbe a su manera. El capitalismo lo absorbe bastante brutalmente y de manera unilateral.
Pero el objeto al que aludo en 2) no está ligado "orgánicamente" a ningún modo de producción en particular, mientras que los efectos que genera el funcionamiento de ese objeto sí.
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