JDP decía que los “éxitos tácticos en una situación estratégica falsa” no servían para nada. Creo que, en gran medida, es lo que está pasando con el segundo mandato de Trump.
Como vengo sosteniendo en el
Blog la Presidencia de Trump está tensionada y condicionada por profundas
contradicciones internas a las élites oligárquicas y, también, entre las
políticas económicas que podrían favorecer a los sectores populares que lo
apoyan y esas mismas élites.
Se trata de un presidente que,
antes de asumir, sufrió 2 intentos fallidos de asesinato. Los intereses globales
o imperiales detrás de esos intentos no tienen ningún problema de asesinar a un
presidente en ejercicio, como ya lo han hecho en varias oportunidades.
Ante esta situación, Trump
encontró un método que le garantiza los “éxitos” tácticos. En efecto, como es
un gobernante tironeado por intereses globales que lo trascienden por mucho
(las estructuras del Imperio a predominio angloamericano), por un lado, y, por
otro lado, obligado a dar respuesta para mejorar las condiciones de vida de las
clases populares que son su base electoral a lo largo y ancho del territorio
estadounidense, opta, ante hechos consumados producidos por la actividad de
actores que no puede controlar (CIA, MI 6 británico, Mosad israelí, complejo
militar-industrial-financiero-mediático, etc.), por asumir como propios esos
hechos, para dar una apariencia o imagen de autoridad que, en realidad está
mucho más lejos de tener.
En todos los casos ocurre como
si los hechos convalidaran lo que él dice o lo que él dice convalidara los
hechos. Pero esto no es más que una táctica bastante superficial que no
resuelve ninguna de las cuestiones estratégicas importantes: la crisis del
sistema financiero y las guerras geopolíticas, entre las más importantes.
No se puede cabalgar con una
pata en un caballo y la otra en otro. En algún momento tendrá que elegir con
qué caballo cabalgar. Los riesgos son altos, según lo que elija: su propia vida y seguridad personal o la debacle de su gobierno al perder gran parte de su apoyo
electoral. Esto último si no cumple con las promesas de terminar las guerras de
verdad y de mejorar la vida de las clases populares que lo votaron masivamente.
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