Ver acá lo que dice Jeffrey Sachs:
https://www.youtube.com/shorts/-qfiJ_YOH7s?feature=share
Ver aquí, desde 19:35 hasta el final, pero sobre todo desde 20:10 hasta 25:00:
https://youtu.be/DhbA3qCSb30?si=DyVbHL5kroEfnkpY
Jeffry subestima, creo yo, las contradicciones existentes, al postular una determinación unilineal y unilateral por el predomino del complejo militar-industrial (financiero y mediático, agrego) por sobre cualquier alternativa de las clases populares estadounidenses. Creo que la realidad es más compleja en el sentido que el todavía subsistente liderazgo de Trump y las esperanzas que siguen depositando en él dichas clases populares, condiciona de algún modo la dinámica de las contradicciones del proceso político.
Aquí una pieza de antología:
https://x.com/RpsAgainstTrump/status/1942648624749695197
Este es el viejo problema de encandilarse con la coyuntura, la intensidad de las luces sobre el escenario y creer, por confiar demasiado en los sentidos, que la historia pasa toda por la parte visible, la que nos muestran y es fácil de ver.
La actividad de la maquinaria de trastienda es constante, ininterrumpida, con algunos altibajos pero con una fuerza de inercia muy grande.
Las barbaridades que Trump dice son consecuencia del lidiar constante con aquello que no se atreve demasiado a nombrar y a exponer. Es como el actor arriba del escenario iluminado por los spots que está hablando con alguien fuera del escenario, donde no da la luz y tampoco se escucha lo que le dice el que está en la penumbra. Solo escuchamos lo que dice el actor visible, pero no entendemos por qué dice lo que dice (como reacción) porque no escuchamos al otro interlocutor que también le está hablando.
D. Eisenhower hace más de 60 años hizo referencia a ese interlocutor incógnito, pero cuando ya se iba de la agencia presidencial. JFK al comienzo de su mandato le creyó a ese interlocutor, probaron lo de Bahía Cochinos y, luego de la crisis de los misiles con Rusia, decidió deshacerse del interlocutor incógnito, lo que condujo a su asesinato.
Trump hizo referencia al interlocutor incógnito en su primer mandato ("quieren guerra permanente porque ganan plata con eso", etc.) y le hicieron la vida imposible a él y a sus principales colaboradores (lawfare, etc.). Y, ahora, en su segundo mandato, luego de 2 intentos de asesinato antes de su asunción, encontró una manera de sobrevivir maniobrando de forma insólita, como revela el último video y como señalé en un post de este blog.
Quizá Trump albergue la esperanza de que esos poderes que lo constriñen sean derrotados algún día como consecuencia de sus propias acciones sin que se pueda señalarlo a él como principal responsable, dada su duplicidad y ambivalencia.
Quizá haya padecido algo parecido JDP en su regreso a la tercera presidencia. En efecto, su estrategia desde el exilio condujo a la neutralización y anulación del gobierno del partido militar (Onganía-Lanusse) pero no a la derrota del partido militar en sí mismo, cuya presencia al interior del gobierno popular tuvo que ser tolerada bajo la fachada del ministerio de acción social al mando de un ex policía con vínculos con las 3 armas y con la CIA americana.
Mientras el General vivió se mantuvo a raya a las FF.AA. ya que, ni siquiera después de los ataques subversivos al cuartel de Azul en enero de 1974, el líder se siguió manifestando contrario a la intervención de ellas.
Como sucedió con JDP en aquellos tiempos y como sucede ahora con Trump, los intelectos de la izquierda y el progresismo tienen enormes dificultades en ver y comprender la naturaleza de las contradicciones en juego y cómo el liderazgo subjetivo lidia con ellas, y que no existen maneras sencillas de resolverlas por la fuerza o en base a axiomas, postulados y teoremas ideológicos, sino que se trata de un proceso de lucha de voluntades donde hay avances y retrocesos.
En la actualidad, los que sí tienen claro cómo tratar con las contradicciones son los líderes Xi y Putin, los que piensan en términos de lucha de voluntades en base a principios (no axiomas ideológicos) y en el devenir de un proceso.
No se puede decretar la anulación de las contradicciones, solo se puede lidiar con ellas manteniendo en claro los principios que rigen y orientan a las voluntades en lucha.
Un verdadero líder solo puede ser derrotado si abandona los principios que lo guían, porque, aunque pierda por la fuerza, si mantiene los principios, éstos perduran hasta que son tomados por otro u otra líder.
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